Callaeas cinerea

Callaeas cinerea (Gmelin, 1788)

11-Agosto-2009.
Cautividad. Europa, Francia, Poitu-Charentes, Charentes-Maritimes, La Rochelle, Musée d'Histoire Naturelle du La Rochelle.
Leg: Isidro Martínez. Det: Isidro Martínez.

Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Chordata.
Clase: Aves.
Orden: Passeriformes.
Suborden: Oscines.
Superfamilia: Corvoidea.
Familia: Callaeidae.
Género: Callaeas.
Especie: Callaeas cinerea.

El kokako es una de las tres fabulosas especies que componen la familia relicta de los Callaeidae, endémicos de Nueva Zelanda. Es un ave del tamaño de una paloma, con entre treinta y siete y cincuenta centimetros de longitud. Su envergadura alar es de tan sólo cincuenta a cincuenta y dos centímetros, ya que sus alas son bastante cortas con respecto al cuerpo. Su cráneo mide seis centímetros de longitud. Tiene un plumaje de color plomizo uniforme. Sus alas son cortas y redondeadas, y su cola es larga pero ancha, de punta redondeada. Los ojos están rodeados por una máscara negra, debajo de la cual cuelga una carúncula carnosa a cada lado del pico, de color azul brillante en los adultos. Esta carúncula era de color naranja intenso en la subespecie nominal, pero ésta se extinguió en 1967, y solo queda la subespecie wilsoni que tiene las carúnculas azules. El pico es grueso, corto y fuertemente curvado hacia abajo, de color negro. Las patas, largas y esbeltas, son también negras, y los ojos son de color castaño oscuro. Los ejemplares juveniles se diferencian por su plumaje parduzco oliváceo apagado con el vientre e infracobertoras caudales de un pardo más amarillento, y sus carúnculas de color rosado pálido.

Antaño se distribuía por ambas islas principales de Nueva Zelanda, pero hoy en día, la subespecie de la isla Sur, ilustrada en la imagen de esta ficha, se ha extinguido, y la especie sólo sobrevive en la isla Norte. Viven en bosques naturales dominados por podocarpáceas, a entre dos y treinta y ocho metros de altitud, y se alimentan sobre todo de frutas, y también en menor grado de hojas, yemas, flores e invertebrados. Los kokakos de diferentes regiones tienen un canto distinto, lo que induce a pensar que su habilidad para el canto es aprendida de sus padres. No les gusta volar y prefieren saltar entre las ramas y planear, pues su cuerpo es pesado y sus alas son redondeadas y cortas. Así pues, raramente vuelan si no es para huir de un peligro. El kokako posee un melodioso canto que puede durar un largo tiempo, y las parejas a menudo forman dúos que cantan durante las primeras horas de la mañana. Los sonidos emitidos en estos dúos relatan la identidad de su pareja, cuanto tiempo han estado emparejados, y el nivel de dedicación a los territorios vecinos. Es un ave monógama que se empareja de por vida. Con frecuencia se forman parejas homosexuales, pero en los últimos años, las parejas de dos hembras están disminuyendo mientras que las de dos machos están aumentando, debido a que las hembras incubando son más vulnerables a la depredación y esto causa un exceso de machos. Las labores de la pareja incluyen la protección conjunta del territorio, rituales de cortejo durante todo el año y acicalamiento mutuo. Las hembras viajan activamente a los territorios de machos no emparejados para seleccionar al mejor como padre de su progenie, y la hembra juzga al macho inicialmente por la calidad de su canto, a lo que se añade también la buena salud, aspecto y tamaño del macho y la abundancia de recursos de su territorio. El macho trata de ser aceptado mediante un cortejo en el que baja la cabeza, abre las alas ampliamente, y salta lateralmente a lo largo de la rama en la que está posado, a menudo con una hoja o una ramita en el pico. La estación de cría tiene lugar de octubre a marzo, y durante ella puede producir hasta tres nidadas. Cada nidada consta de entre uno y tres huevos, normalmente dos, que la hembra pone en un nido construido casi exclusivamente por ella, situado a entre dos y treinta y dos metros del suelo en un árbol. Generalmente los machos no colaboran en la construcción del nido salvo para ofrecer un palito o una hoja a la hembra mientras la cortejan, sin embargo, los machos de parejas homosexuales sí que construyen enteramente el nido. Los huevos son de color rosado grisáceo con manchas y rayas marrones, y miden unos cuatro centímetros de longitud y dos y medio de anchura. Son incubados durante dieciocho días. Los polluelos nacen desnudos de plumas y con los ojos cerrados, y permanecen en el nido durante entre treinta y cuatro y cuarenta y dos días, pero después de salir del nido siguen junto a sus padres durante diez o doce semanas más. Las hembras maduran sexualmente con uno o dos años, y los machos, con entre dos y cuatro años. La máxima longevidad del kokako en libertad es de once años, se estima que en cautividad puede ser de veinte años o mas, pero a causa de que todos los kokakos en cautividad pertenecen a programas de reintroducción en la naturaleza, no se tienen datos sobre su longevidad en cautividad.

Actualmente sólo quedan unas ochocientas parejas de kokako repartidas en quince poblaciones, considerándose como un ave en peligro de extinción, catalogada como Amenazada. La principal causa de la disminución en la población de kokakos son los mamíferos predadores introducidos por el hombre en Nueva Zelanda: gatos, ratas, comadrejas, zarigüeyas... Estos animales causan estragos en la fauna de Nueva Zelanda, que ha evolucionado libre de mamíferos y no está preparada para afrontarlos. Por suerte, se ha invertido mucho esfuerzo en la recuperación de esta especie mediante el traslado de ejemplares a islas libres de depredadores (principalmente la isla de Kapiti) y la erradicación de depredadores exóticos en bosques nativos, de este modo las menos de cuatrocientas parejas que quedaban en 2004 aumentaron a 769 parejas en 2010.