Austrocedrus chilensis

Austrocedrus chilensis (D. Don, 1832) Pichi-Sermolli et Bizzarri, 1978
Sinónimo: Libocedrus chilensis (D. Don, 1832) Endlicher, 1847

16-Febrero-2008.
América, Sudamérica, Argentina, provincia de Río Negro, departamento de Bariloche, en las cercanías de San Carlos de Bariloche.
Leg: Juan Pablo Martínez. Det: Juan Pablo Martínez.


Dominio: Eukaryota.
Reino: Plantae.
Filum: Spermatophyta.
Clase: Pinopsida
Orden: Pinales.
Familia: Cupressaceae.
Subfamilia: Callitroideae.
Género: Austrocedrus.
Especie: Austrocedrus chilensis.

Única especie de su género, el llamado "ciprés de la Cordillera" es una conífera que alcanza los veinticinco metros de altura y posee un porte estrechamente cónico. Su tronco puede medir hasta dos metros de diámetro. Las ramas son ascendentes y densas. Sus hojas son escuamiformes, de color verde amarillento, dispuestas en ramillas aplanadas, y de tamaño desigual, con pares laterales de hojas más grandes (de cuatro a ocho milímetros de longitud) alternando con pares dorsiventrales de hojas más pequeñas (de dos a tres milímetros de longitud). Las hojas de la cara inferior de las ramillas poseen habitualmente una prominente estría estomatal de color blanquecino en el envés. Florece en octubre y noviembre. Las flores masculinas son pequeños amentos cilíndricos, solitarios y terminales. Sus conos son ovoides, erectos, de cinco a diez milímetros de longitud, de color verde cuando tiernos y marrones al madurar, y están formados por cuatro escamas coriáceas (dos muy pequeñas, estériles, en la base, y dos grandes y fértiles, terminadas en una pequeña punta aguda). Las semillas son aladas, de tres o cuatro milímetros de longitud, y aparecen dos de ellas en cada escama fértil del fruto, es decir cuatro en cada fruto.

Es endémica del cono sur de Sudamérica, tanto en el sur de Argentina como en el centro y sur de Chile. En ambos países se trata de la especie de conífera nativa de más amplia distribución. Habita en los bosques de montaña, a entre cien y dos mil doscientos metros de altitud, especialmente en laderas escarpadas, así como en entornos subesteparios, pero necesita la sombra y protección de árboles mayores durante los primeros años de su vida. Se trata de una expecie amenazada, catalogada como Vulnerable. Su mayor factor de amenaza son los incendios forestales, sobre todo dada la lentitud de su crecimiento, aunque posee una buena tasa de regeneración tras el fuego. Otros factores importantes son la tala (pues su madera es bastante apreciada) y la destrucción de su hábitat para construir localidades turísticas. En Chile, este árbol está sujeto a intensos programas de recuperación de la especie.

Curiosa esta especie, nunca he tenido la ocasión de ver un Austrocedrus. Cada vez nos quedan menos géneros de coníferas por publicar, aunque las podocarpáceas serán algo complicadas de encontrar.

Pues sí, algunas serán imposibles de hallar fuera de su hábitat natural. Sobre todo una que seguro que conoces, la única conífera parásita del mundo, Parasitaxus usta, una de las mil maravillas increíbles del refugio relicto de la era Secundaria que supone Nueva Caledonia. ¿Nos vamos allí de vacaciones?