Fuchsia procumbens
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Fuchsia procumbens
Fuchsia procumbens R. Cunningham ex A. Cunningham, 1839
15-Agosto-2013.
Cautividad. Europa, República Checa, Praga, Jardín Botánico de Praga, exhibición de Fata Morgana, exposiciones al aire libre.
Leg: Isidro Martínez Det: Isidro Martínez.
Dominio: Eukaryota.
Reino: Plantae.
Filum: Spermatophyta.
Clase: Magnoliopsida.
Orden: Myrtales.
Familia: Oenotheraceae.
Género: Fuchsia.
Especie: Fuchsia procumbens.
Nos hallamos aquí ante una de las especies más inuales y características del género Fuchsia, imposible de confundir con ninguna otra. Es la especie de menor tamaño del género, ya que en lugar de formar arbustos o matas semitrepadoras, forma una masa rastrera, muy ramificada, de hasta un metro de extensión y no más de veinte centímetros de altura. Sus finísimos tallos, que suelen medir entre sesenta y noventa centímetros de longitud, poseen en su base una corteza parda que se desprende en virutas papiráceas. Sus verdes hojas, inusualmente redondas y de borde dentado, tan sólo miden hasta dos centímetros de diámetro. Las flores son erectas en lugar de colgantes, algo que sólo comparte con otra especie del género, la Fuchsia arborescens de México. Sus flores sorprenden no sólo por su posición erecta y su pequeño tamaño (aproximadamente un centímetro de longitud), también por sus características y color. Posee cuatro sépalos que son extremadamente reflejos, hasta el punto de que sus caras externas tocan el tubo del cáliz. Éste es de un inusual color amarillo, mientras que los sépalos son verdes en su base y marrones en su punta. Las sorpresas no se acaban aquí: la flor carece de corola. Pero aún no está todo dicho: de este extraño cáliz emergen ocho estambres rectos de color escarlata al menos en su parte apical, rematados por anteras que cuando están maduras se hallan cubiertas por un llamativísimo polen de color lila. El estilo no sobresale más que los estambres, como lo hace en las restantes especies del género. Florece de septiembre a mayo, y a las flores les siguen bayas comestibles, ovaladas, de hasta dos centímetros y medio de longitud y un centímetro de diámetro, que en lugar de ser moradas como en las demás fucsias, son de color escarlata, y aparecen a principios del invierno.
Sus peculiaridades no acaban en su morfología, sino también aparecen en su área de distribución y en su biología. No es una especie neotropical como la mayor parte de las fucsias, sino que en su lugar es endémica de Nueva Zelanda. Es una especie estrictamente costera y poco común. Se encuentra creciendo en sustratos arenosos, rocosos o pedregosos cerca del mar, en la Isla Norte, desde el Cabo Norte hasta el Acantilado de Maunganui en la costa occidental, y por la costa oriental hasta la parte septentrional de la Bahia de Kennedy, en la Península de Coromandel. A menudo se puede ver creciendo en la zona inmediatamente superior a la línea de la marea alta, donde a veces debe soportar la inundación del mar causada por mareas inusualmente altas. Se ha naturalizado en la isla de Kapiti, y se planta a menudo como cubresuelos en zonas umbrías en los jardines de su área nativa. Esta especie única de fucsia se encuentra en peligro de extinción debido a la destrucción de su hábitat natural, pues las regiones costeras son muy codiciadas por los urbanizadores.
15-Agosto-2013.
Cautividad. Europa, República Checa, Praga, Jardín Botánico de Praga, exhibición de Fata Morgana, exposiciones al aire libre.
Leg: Isidro Martínez Det: Isidro Martínez.
Dominio: Eukaryota.
Reino: Plantae.
Filum: Spermatophyta.
Clase: Magnoliopsida.
Orden: Myrtales.
Familia: Oenotheraceae.
Género: Fuchsia.
Especie: Fuchsia procumbens.
Nos hallamos aquí ante una de las especies más inuales y características del género Fuchsia, imposible de confundir con ninguna otra. Es la especie de menor tamaño del género, ya que en lugar de formar arbustos o matas semitrepadoras, forma una masa rastrera, muy ramificada, de hasta un metro de extensión y no más de veinte centímetros de altura. Sus finísimos tallos, que suelen medir entre sesenta y noventa centímetros de longitud, poseen en su base una corteza parda que se desprende en virutas papiráceas. Sus verdes hojas, inusualmente redondas y de borde dentado, tan sólo miden hasta dos centímetros de diámetro. Las flores son erectas en lugar de colgantes, algo que sólo comparte con otra especie del género, la Fuchsia arborescens de México. Sus flores sorprenden no sólo por su posición erecta y su pequeño tamaño (aproximadamente un centímetro de longitud), también por sus características y color. Posee cuatro sépalos que son extremadamente reflejos, hasta el punto de que sus caras externas tocan el tubo del cáliz. Éste es de un inusual color amarillo, mientras que los sépalos son verdes en su base y marrones en su punta. Las sorpresas no se acaban aquí: la flor carece de corola. Pero aún no está todo dicho: de este extraño cáliz emergen ocho estambres rectos de color escarlata al menos en su parte apical, rematados por anteras que cuando están maduras se hallan cubiertas por un llamativísimo polen de color lila. El estilo no sobresale más que los estambres, como lo hace en las restantes especies del género. Florece de septiembre a mayo, y a las flores les siguen bayas comestibles, ovaladas, de hasta dos centímetros y medio de longitud y un centímetro de diámetro, que en lugar de ser moradas como en las demás fucsias, son de color escarlata, y aparecen a principios del invierno.
Sus peculiaridades no acaban en su morfología, sino también aparecen en su área de distribución y en su biología. No es una especie neotropical como la mayor parte de las fucsias, sino que en su lugar es endémica de Nueva Zelanda. Es una especie estrictamente costera y poco común. Se encuentra creciendo en sustratos arenosos, rocosos o pedregosos cerca del mar, en la Isla Norte, desde el Cabo Norte hasta el Acantilado de Maunganui en la costa occidental, y por la costa oriental hasta la parte septentrional de la Bahia de Kennedy, en la Península de Coromandel. A menudo se puede ver creciendo en la zona inmediatamente superior a la línea de la marea alta, donde a veces debe soportar la inundación del mar causada por mareas inusualmente altas. Se ha naturalizado en la isla de Kapiti, y se planta a menudo como cubresuelos en zonas umbrías en los jardines de su área nativa. Esta especie única de fucsia se encuentra en peligro de extinción debido a la destrucción de su hábitat natural, pues las regiones costeras son muy codiciadas por los urbanizadores.
Isidro- Admin
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Fecha de inscripción : 08/01/2011
Re: Fuchsia procumbens
Como bien dices, es una Fuchsia muy curiosa. Yo no tengo ninguna especie de este género, ya que cuando encuentro algún ejemplar en jardinería no se si es híbrido y por eso no los cojo.
Re: Fuchsia procumbens
Casi siempre que lo veas en jardines no botánicos, o en viveros, serán híbridos. Yo solo he visto Fuchsia de especies en jardines no botánicos en tres ocasiones: Fuchsia magellanica (ya publicada) en Galicia y en Francia, y Fuchsia triphylla, que publicaré mañana, en un pueblecito de Alemania.
Isidro- Admin
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Fecha de inscripción : 08/01/2011
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