Aquila adalberti

Aquila adalberti Brehm, 1861
Sinónimo: Aquila heliaca Savigny, 1809 ssp. adalberti (Brehm, 1861)

23-Julio-2017.
Cautividad. Europa, España, Madrid, Zoo-Aquarium de Madrid.
Leg: Isidro Martínez. Det: Isidro Martínez.


Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Chordata.
Clase: Aves.
Orden: Accipitriformes.
Familia: Accipitridae.
Subfamilia: Aquilinae.
Género: Aquila.
Especie: Aquila adalberti.

El águila imperial ibérica es una gran águila, que puede alcanzar los ochenta y tres centímetros de altura y dos metros de envergadura alar, y pesar hasta tres kilos y medio en el caso de las hembras, más robustas y algo mayores que los machos. Sus alas son largas y vagamente rectangulares, y su cola es larga, aunque más corta en proporción que la del águila real. Su plumaje es de un color marrón muy oscuro, con el borde frontal de las alas y los hombros salpicados de blanco y la nuca de color pajizo. El robusto pico es fuertemente ganchudo, de color grisáceo con la cera amarilla y la punta negruzca. Los ojos son de color amarillo verdoso muy pálido, y están rodeados de un fino anillo ocular amarillo brillante. Las patas son amarillo brillante, armadas de poderosas uñas negras y revestidas por plumas hasta la base de los dedos. Ambos sexos poseen el plumaje igual, mientras que los ejemplares juveniles poseen un llamativo plumaje pardo rojizo claro (con las rémiges alares negras) el primer año y pajizo amarillento el segundo año, adquiriendo paulatinamente el plumaje adulto en los años sucesivos, y completando definitivamente el cambio al quinto año de vida. Los juveniles poseen, a diferencia de los adultos, los ojos de color castaño.

Actualmente es endémica de la península Ibérica, desde la extinción de sus poblaciones en Marruecos. Por algunos se considera como una subespecie del águila imperial oriental, Aquila heliaca, de la que difiere por la parte anterior del ala provista de plumas blancas y por la cola de color uniformemente oscuro, sin las bandas transversales claras de la oriental. No obstante la mayoría de los autores los mantienen como especies separadas, y el análisis de ADN apoya esta teoría. Además, el águila imperial ibérica no es migratoria, mientras la oriental sí. Habita principalmente en dehesas, haciendo el nido en árboles dominantes desde los que puedan observar el territorio. No obstante ocupa también otros hábitats, siempre que sean amplios, bien conservados y con grandes árboles. Se alimenta principalmente de conejos, en menor grado puede capturar otras presas de tamaño similar como cuervos y palomas o incluso ocasionalmente carroña. Es monógama y se empareja de por vida, usando unos pocos nidos a lo largo de su vida y rotando de uno a otro de año en año. El nido, situado en la copa de un árbol aislado con buena visibilidad, es reparado durante el año en que se vuelve a usar y está hecho de ramas entrelazadas. En él, la hembra pone cuatro o cinco huevos (un número mucho mayor que el de la mayoría de las grandes águilas) que ambos sexos incuban durante cuarenta y tres días. Los polluelos, recubiertos de un suave plumón blanco, son alimentados por ambos padres, y si éstos van a ausentarse del nido por largo rato cubren a los polluelos y huevos con hojas y ramas para evitar que sean detectados por depredadores aéreos. Los polluelos salen del nido a unos setenta días de la eclosión, pero siguen siendo alimentados por sus padres los primeros cuatro meses. Alcanzan la madurez sexual a los cinco años de vida, a la vez que terminan de adquirir el plumaje de adulto. Entonces vagan de forma nómada en busca de una pareja con la cual establecer un territorio. Las parejas establecidas expulsarán sin miramientos a los jóvenes solteros que se adentren en su territorio. Puede vivir hasta cuarenta años, aunque en libertad no supera los treinta.

Es un ave muy amenazada. Su población no sobrepasa las doscientas parejas. Sus mayores amenazas son el veneno, el choque contra tendidos eléctricos, disparos de furtivos, la escasez de su principal presa el conejo, y el deterioro y molestias en el hábitat (esta especie es muy sensible a las molestias durante la época de anidamiento y cría). No obstante, desde las primeras medidas de protección (en la época en que las Juntas de Extinción de Alimañas al tener noticia de su situación crítica dejaron de dispararla) hasta hoy, su población ha aumentado lenta pero inexorablemente, y hoy en día la IUCN ha rebajado su estatus de "En peligro" a "Vulnerable". No obstante, el mantenimiento de las medidas intensivas de protección es fundamental para la supervivencia de la especie.