Cirsium eriophorum

Cirsium eriophorum (Linnaeus, 1753) Scopoli, 1772

16-Agosto-2010.
Europa, España, Aragón, Huesca, Pirineos, Jacetania, Selva de Oza, en campiña segada.
Leg: Isidro Martínez. Det: Isidro Martínez.


Dominio: Eukaryota.
Reino: Plantae.
Filum: Anthophyta.
Clase: Magnoliopsida.
Orden: Asterales.
Familia: Asteraceae.
Subfamilia: Carduoideae.
Género: Cirsium.
Especie: Cirsium eriophorum.

Un bellísimo y espectacular cardo bienal o perenne, de gran porte, que alcanza hasta dos metros de altura. Sus tallos son erectos, rectos, estriados longitudinalmente, y recubiertos de lanosidad blanquecina. Las hojas miden hasta cuarenta centímetros de longitud y diez de anchura, son alternas, lobuladas y espinosas, verdes por el haz y blanquecinas por el envés, sus lóbulos son de lanceolados a lineares y cada uno termina en una espina, la espina del lóbulo apical de la hoja es la más larga, alcanzando hasta un centímetro de longitud. Las hojas basales son pecioladas, mientras que las caulinares son auriculadas. Posee grandes cabezuelas florales lanosas, de unos cinco centímetros de diámetro, su involucro, ancho y globoso, está formado por brácteas de espinas cortas dispuestas de una preciosa forma geométrica, recubiertas densamente de lana blanca, lo que le da un aspecto característico a la especie. De este gran involucro lanoso emergen las flores tubulares, de color púrpura profundo, todas ellas hermafroditas, con la corola pentalobulada. Florece en verano, de julio a septiembre. El fruto es un aquenio elíptico, aplanado y lustroso que mide hasta seis milímetros de longitud, sin incluir el vilano o papo de pelos plumosos que nace de su ápice y que miden hasta tres centímetros de longitud.

Se encuentra en el centro y sudoeste de Europa y en Turquía, habitando en márgenes de caminos, cunetas, áreas ganaderas y otras tierras removidas, preferentemente en suelos arcillosos o limosos, a entre seiscientos y dos mil trescientos metros de altitud. Prefiere las zonas soleadas, y es una típica planta ruderal y viaria. Sus distintas poblaciones a lo largo y ancho de Europa están más o menos aisladas unas de otras, lo que ha llevado a la formación de diversos morfotipos de la especie.

Los cardos son un grupo que todavía tengo por explorar. Como son algo molestos de transportar hasta casa siempre los he ido dejando, pero no creo que tarde mucho en empezar a cojer muestras de ellos.

La verdad es que aun salvando la incomodidad de recolectar las muestras, quedan horribles prensados, como un cúmulo de espinas pardas arrugadas, mientras que en vivo sus flores son en muchos casos bellísimas, como en este caso.
Me has pillado que aún no he publicado la última del género. Me estaba dando un mareo de tanto publicar fichas de cardos seguidas
Si mi madre me dejase pondría algunos cardos llamativos en el jardín. Serían un imán para mariposas si el jardín no estuviese tan embutido en la ciudad.