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Acanthophis antarcticus

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Mensaje por Isidro Dom Nov 07, 2021 12:26 am

Acanthophis antarcticus (Shaw, 1802)

17-Septiembre-2021.
Cautividad. Europa, Austria, Viena, distrito Mariahilf, Parque de Esterhazy, Haus des Meeres/Aqua Terra Zoo.
Coordenadas: 48°11′52″N, 16°21′10″E.
Leg: Isidro Martínez. Det: Haus des Meeres.


Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Chordata.
Clase: Sauropsida.
Orden: Squamata.
Suborden: Ophidia.
Superfamilia: Colubroidea.
Familia: Elapidae.
Subfamilia: Elapinae.
Género: Acanthophis.
Especie: Acanthophis antarcticus.

La víbora de la muerte común, especie tipo de las cuatro que conforman el género Acanthophis, es una serpiente extraña: por su cuerpo corto y regordete y su cabeza ancha, aplanada y triangular, más parece una víbora, lo que queda reflejado en su nombre común, sin embargo, no es una víbora, sino que pertenece a la familia de las cobras, mambas y serpientes coral. Mide de setenta centímetros a un metro de longitud, siendo las hembras ligeramente mayores que los machos. Su piel es de tonalidad variable de marrón claro a negro azulado, pero casi siempre con un patrón de difusas bandas transversales densas. Sus escamas pueden ser lisas o rugosas, dependiendo de las subespecies. Las escamas de la cabeza son pequeñas y numerosas, como en las víboras. Los ojos poseen las pupilas verticales. Sus colmillos son más largos que los de cualquier otra serpiente australiana. Destaca su cola estrechada bruscamente, dando a este ofidio una silueta característica. La cola es fina y con la punta comprimida lateralmente, y termina en una espina.

Se distribuye por el este y sur de Australia y en el oeste de Nueva Guinea, habitando en praderas, matorrales y bosques claros, y se divide en tres subespecies. Caza mediante la emboscada, pasando el tiempo oculta bajo la hojarasca o en la arena y dejando asomar la punta de su cola, que retuerce lentamente con el fin de hacer creer que es una larva de insecto. Si un pájaro o un pequeño marsupial insectívoro intenta atacar la cola, la víbora lo ataca a velocidad fulminante (el más rápido de todas las serpientes del mundo, apenas una décima de segundo) y espera a que el veneno haga su efecto para devorar a su presa. Las hembras receptivas liberan feromonas que son captadas por los sensores olfativos de la lengua de los machos, los cuales seguirán el rastro hasta dar con la hembra. Ésta le dará al macho el visto bueno enroscándose ligeramente. Durante la cópula el macho se dispone en toda su longitud encima de la hembra, enrosca su cola con la de ella e inserta sus hemipenes. Tras entre seis y nueve meses de gestación, la hembra pare de cinco a veinte crías vivas. Éstas se dispersan inmediatamente al nacer. Los machos maduran sexualmente a los dos años, y las hembras a los tres años y medio. Es una de las serpientes más venenosas de Australia, pero no es agresiva, por lo que rara vez supone un peligro para los humanos. Su mordedura causa parálisis, y si no es tratada a tiempo, puede causar la muerte por paro respiratorio en tan sólo seis horas. Por suerte, existe un antídoto.

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