Ctenomys magellanicus
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Ctenomys magellanicus
Ctenomys magellanicus Bennett, 1836
27-Julio-2019.
Cautividad. América, Norteamérica, Estados Unidos, Nueva Inglaterra, Massachusetts, Suffolk, área metropolitana de Boston, Cambridge, Campus de la Universidad de Harvard, Museo de Historia Natural de Harvard.
Leg: Isidro Martínez. Det: Harvard Museum of Natural History.
Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Chordata.
Clase: Mammalia.
Orden: Rodentia.
Suborden: Hystricomorpha.
Superfamilia: Octodontoidea.
Familia: Octodontidae.
Subfamilia: Ctenomyinae.
Género: Ctenomys.
Especie: Ctenomys magellanicus.
El tucotuco de Magallanes es un roedor de entre veintisiete y medio y treinta centímetros de longitud corporal (sin incluir la cola), siendo los machos más grandes que las hembras. Tiene un pelaje suave y denso, de coloración muy variable, desde pardo pálido o gris hasta casi negro, con las zonas ventrales más claras. Su cabeza es angulosa, ya que el cráneo posee aristas pronunciadas y la bula timpánica muy desarrollada. Posee ojos grandes, orejas pequeñas y oscuras que no sobresalen del contorno de la cabeza, y molares con forma de media luna, el último de los cuales está muy reducido. La cola es bicolor, de pelaje ralo, y mide siete u ocho centímetros de longitud.
Es endémico del Cono Sur de Sudamérica, siendo la especie más meridional de las muchas que conforman su género, y la única que alcanza hasta la isla de Tierra del Fuego. Se divide en cinco subespecies (una de ellas extinta) que muestran cada una sus preferencias específicas de hábitat, pero en general habita en las estepas frías de gramíneas, típicas de la Patagonia, o en bosques abiertos. Es de hábitos crepusculares y pasa el día oculto dentro de su madriguera subterránea. Ésta mide hasta cuarenta centímetros de profundidad, con la entrada orientada en contra del viento dominante, y de ella nacen varias ramificaciones que terminan en nidos forrados con hierbas secas o en salidas al exterior. Los tucotucos cortan las hierbas y las colocan a la entrada de la madriguera para que el sol las seque por completo antes de utilizarlas como material de acolchado. Se alimenta sobre todo de raíces de gramíneas, a menudo llevando el alimento al interior de sus madrigueras para consumirlo sin riesgo de depredación. A diferencia de casi todas las especies del género Ctenomys, ésta es sociable y forma colonias numerosas. Desde la seguridad de su madriguera emite fuertes chillidos bisílabos, a menudo en grupo, que son audibles desde la superficie y que cesan en cuanto presienten un peligro. Se reproduce en invierno, cuando la nieve tapona las salidas de las madrigueras y los animales amplían sus madrigueras fusionándolas con otras adyacentes. Tras tres meses y medio de gestación, la hembra pare un promedio de tres crías en noviembre y diciembre, cuando las temperaturas son óptimas para su desarrollo. Las crías nacen cubiertas de pelo y con los ojos abiertos. A los dos meses y medio de vida, las crías viajan hacia la periferia de la colonia para formar sus propias madrigueras. Aunque el conjunto de la especie no se considera amenazado, cada una de sus subespecies sí se consideran como vulnerables, principalmente a causa de la degradación del hábitat natural causada por el sobrepastoreo ovino y vacuno.
27-Julio-2019.
Cautividad. América, Norteamérica, Estados Unidos, Nueva Inglaterra, Massachusetts, Suffolk, área metropolitana de Boston, Cambridge, Campus de la Universidad de Harvard, Museo de Historia Natural de Harvard.
Leg: Isidro Martínez. Det: Harvard Museum of Natural History.
Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Chordata.
Clase: Mammalia.
Orden: Rodentia.
Suborden: Hystricomorpha.
Superfamilia: Octodontoidea.
Familia: Octodontidae.
Subfamilia: Ctenomyinae.
Género: Ctenomys.
Especie: Ctenomys magellanicus.
El tucotuco de Magallanes es un roedor de entre veintisiete y medio y treinta centímetros de longitud corporal (sin incluir la cola), siendo los machos más grandes que las hembras. Tiene un pelaje suave y denso, de coloración muy variable, desde pardo pálido o gris hasta casi negro, con las zonas ventrales más claras. Su cabeza es angulosa, ya que el cráneo posee aristas pronunciadas y la bula timpánica muy desarrollada. Posee ojos grandes, orejas pequeñas y oscuras que no sobresalen del contorno de la cabeza, y molares con forma de media luna, el último de los cuales está muy reducido. La cola es bicolor, de pelaje ralo, y mide siete u ocho centímetros de longitud.
Es endémico del Cono Sur de Sudamérica, siendo la especie más meridional de las muchas que conforman su género, y la única que alcanza hasta la isla de Tierra del Fuego. Se divide en cinco subespecies (una de ellas extinta) que muestran cada una sus preferencias específicas de hábitat, pero en general habita en las estepas frías de gramíneas, típicas de la Patagonia, o en bosques abiertos. Es de hábitos crepusculares y pasa el día oculto dentro de su madriguera subterránea. Ésta mide hasta cuarenta centímetros de profundidad, con la entrada orientada en contra del viento dominante, y de ella nacen varias ramificaciones que terminan en nidos forrados con hierbas secas o en salidas al exterior. Los tucotucos cortan las hierbas y las colocan a la entrada de la madriguera para que el sol las seque por completo antes de utilizarlas como material de acolchado. Se alimenta sobre todo de raíces de gramíneas, a menudo llevando el alimento al interior de sus madrigueras para consumirlo sin riesgo de depredación. A diferencia de casi todas las especies del género Ctenomys, ésta es sociable y forma colonias numerosas. Desde la seguridad de su madriguera emite fuertes chillidos bisílabos, a menudo en grupo, que son audibles desde la superficie y que cesan en cuanto presienten un peligro. Se reproduce en invierno, cuando la nieve tapona las salidas de las madrigueras y los animales amplían sus madrigueras fusionándolas con otras adyacentes. Tras tres meses y medio de gestación, la hembra pare un promedio de tres crías en noviembre y diciembre, cuando las temperaturas son óptimas para su desarrollo. Las crías nacen cubiertas de pelo y con los ojos abiertos. A los dos meses y medio de vida, las crías viajan hacia la periferia de la colonia para formar sus propias madrigueras. Aunque el conjunto de la especie no se considera amenazado, cada una de sus subespecies sí se consideran como vulnerables, principalmente a causa de la degradación del hábitat natural causada por el sobrepastoreo ovino y vacuno.
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