Aeonium tabuliforme

Aeonium tabuliforme (Haworth, 1819) D. A. Webb et Berthold, 1929

4-Marzo-2005.
Cautividad. Europa, España, Aragón, Zaragoza, cultivada en mi terraza.
Leg: Isidro Martínez. Det: Luis Doblado.

Dominio: Eukaryota.
Reino: Plantae.
Filum: Spermatophyta.
Clase: Magnoliopsida.
Orden: Saxifragales.
Familia: Crassulaceae.
Subfamilia: Sedoideae.
Género: Aeonium.
Especie: Aeonium tabuliforme.

Ésta es sin duda la más espectacular de todas las Aeonium, y es imposible de confundir con ninguna otra del género cuando está bien desarrollada. La única especie similar, Aeonium glandulosum de Madeira, forma pimpollos y tiene una roseta menos aplanada y con menos hojas, y éstas son más pilosas y de cilios más cortos. Aeonium tabuliforme, en cambio, forma rosetas totalmente acaules de forma pulviniforme, de hasta cuarenta y cinco centímetros de diámetro y cinco de altura, con las hojas imbricadas, en número de hasta más de dos centenares, por lo que tiene más hojas por roseta que cualquier otra especie del género. Las hojas, de hasta dieciséis centímetros de longitud y cuatro de anchura, son espatuladas, de punta aguda, glabras, de color verde claro y con el borde provisto de largos cilios de color blanco, de hasta un milímetro de longitud. Cada planta consta usualmente de una sola roseta, muy raramente emitiendo brotes laterales, y como en los Aeonium las rosetas que florecen mueren tras la floración, en esta especie toda la planta muere tras la floración, siendo por tanto monocárpica estricta. La inflorescencia es erecta, muy ramificada, rígida, pubescente y de forma ovoide, naciendo desde el centro de la roseta y midiendo hasta sesenta centímetros de altura. Está compuesta de flores de color amarillo pálido (verdes por el reverso) de hasta dos centímetros de diámetro, con usualmente ocho pétalos, a veces siete o nueve. Florece en julio y agosto.

Endémica de la isla de Tenerife, situada en las islas Canarias, esta extraordinaria planta aparece fundamentalmente en la ladera norte de la isla, más húmeda. Crece en paredones verticales de roca en los acantilados costeros, a la sombra, adornando estos cortados con sus llamativas rosetas aplicadas contra la superficie de la roca. En menor grado puede observarse sobre taludes, paredes terrosas o incluso en viejos tejados. Es una planta de vida bastante corta, generalmente unos tres años.