Grindelia stricta

Grindelia stricta De Candolle, 1838

15-Julio-2016.
Cautividad. América, Norteamérica, Estados Unidos, California, San Diego, Encinitas, Quail Botanical Gardens.
Leg: Isidro Martínez. Det: Botánico de San Diego.


Dominio: Eukaryota.
Reino: Plantae.
Filum: Spermatophyta.
Clase: Magnoliopsida.
Orden: Asterales.
Familia: Asteraceae.
Subfamilia: Asteroideae.
Género: Grindelia.
Especie: Grindelia stricta.

Esta planta posee una apariencia variable, pudiendo ser desde una perenne herbácea de escaso porte hasta un amplio subarbusto de hasta un metro de altura y dos de extensión. Sus tallos son erectos o ascendentes, de color verde, herrumbroso o purpúreo y pueden ser glabros o vellosos. Las hojas, algo carnosas, son verdes, a menudo con márgenes y venación de tonos rojos, y miden hasta cuarenta centímetros de longitud y cuatro de anchura, las basales son pecioladas, de margen entero o dentado, mientras que las caulinares son sésiles y de tamaño progresivamente más reducido conforme se acercan a las inflorescencias. Las cabezuelas florales pueden ser solitarias o disponerse en pequeños grupos, cada una puede medir hasta cinco centímetros de diámetro. El involucro es muy característico y llamativo, sobre todo antes de la apertura de las cabezuelas florales: las brácteas de color verde se prolongan en largas protuberancias recurvadas, dando al capullo floral un aspecto vagamente semejante al de una anémona de mar, además, en el centro producen grandes cantidades de un líquido gomoso blanco, que va desapareciendo conforme las flores se abren y maduran. Las flores son amarillas, el disco mide hasta tres centímetros de diámetro y las lígulas se disponen en número de diez a treinta y cinco a su alrededor. Florece de mayo a octubre. Los frutos son aquenios aplanados, con un vilano caedizo.

Esta especie marcadamente halófita es nativa de la costa occidental de Norteamérica, desde Alaska hasta California, y habita en las comunidades costeras en playas, estuarios y marjales salobres, raramente lejos del agua. En el pasado, las tribus nativas americanas usaban el exudado blanco de los capullos como adhesivo.