Catagonus wagneri
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Catagonus wagneri
Catagonus wagneri (Rusconi, 1930)
2-Julio-2016.
Cautividad. América, Norteamérica, Estados Unidos, California, San Diego, Parque Balboa, Zoo de San Diego, Northern Frontier, Park Way.
Leg: Isidro Martínez. Det: Isidro Martínez.
Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Chordata.
Clase: Mammalia.
Orden: Artiodactyla.
Suborden: Suina.
Superfamilia: Suoidea.
Familia: Suidae.
Subfamilia: Tayassuinae.
Género: Catagonus.
Especie: Catagonus wagneri.
El pecarí del Chaco es un fascinante animal que fue descubierto primero en 1930 por restos fósiles del Pleistoceno, creyéndosele extinto, y más tarde, en 1972, fue redescubierto con vida. Es la especie más grande de pecarí, pudiendo medir hasta un metro y veinte centímetros de longitud y setenta centímetros de altura hasta la cruz, y pesar hasta cincuenta kilos. Posee una cara alta y corta, con un grueso hocico coriáceo rodeado por pelos blanquecinos, y largas orejas velludas. Su pelaje es basto y de color pardo grisáceo, el pelaje de los flancos es el doble de grueso que el de otros pecaríes. Una línea de pelaje oscuro, formada por pelos desmesuradamente largos y rígidos, corre a lo largo de la espalda formando una crin, mientras que en el pecho y los hombros corre una línea diagonal de pelos blanquecinos. Tiene orejas, morro y cola más alargados en proporción que las demás especies de pecaríes. Las patas anteriores, que parecen demasiado finas y pequeñas para un cuerpo de su talla, poseen dos grandes pezuñas delanteras, dos pequeñas traseras y un quinto dedo por detrás del todo, algo de lo que carecen los demás cerdos y pecaríes. Las patas posteriores sólo poseen las dos pezuñas delanteras, sin dedos traseros. Los caninos superiores se dirigen hacia abajo.
Apodados como "cerdos del infierno verde", estos animales habitan en la enorme e inexplorada extensión de matorrales espinosos impenetrables y plantas crasas de pequeño porte que cubren la región casi virgen del Gran Chaco, repartiéndose entre Paraguay, Bolivia, el sur de Brasil y el norte de Argentina. Está plenamente confinado a estas áreas secas y calurosas donde el ser humano no ha perturbado la paz con su destructiva presencia. Los pecaríes del Chaco suelen viajar en manadas de hasta diez animales, y a diferencia de otros pecaríes, son plenamente activos durante el día, especialmente en las horas menos calurosas de la mañana. Se comunican entre sí con gruñidos y con chasquidos de los dientes y mediante una sustancia olorosa de aspecto lechoso que exudan por una glándula dorsal y con la que delimitan su territorio. Es menos agresivo que otros pecaríes. Como método de defensa, estos cerdos pueden alinearse formando una especie de muro defensivo, lo que por desgracia le convierte en una presa muy fácil para los cazadores furtivos. Le gusta bañarse en el barro o en el polvo y defeca en letrinas bien delimitadas. La dieta de este animal consiste principalmente en fragmentos de cactus, cuyas espinas quita frotando su grueso hocico contra ellos o incluso arrancándolas con los dientes, de forma más ocasional consume raíces de bromelias, vainas de acacias, flores caídas de cactus, carroña y pequeños animales. También lame la sal de ciertos hormigueros o de terrenos perturbados, obteniendo así minerales indispensables para su crecimiento. Las crías suelen nacer entre septiembre y diciembre aunque pueden aparecer en cualquier momento del año mientras la comida y la lluvia sean abundantes. La gestación dura cinco meses y las camadas constan de una a cuatro crías. Las hembras encintas suelen abandonar la manada para parir y regresar después junto con sus pequeños. Éstos son precoces y corren pocas horas después de nacer. Su pelaje es igual que el de los adultos. Puede vivir hasta diez años y medio.
El pecarí del Chaco es una especie en peligro de extinción, ya que es muy sensible a las alteraciones humanas. Tan pronto como esta especie es encontrada en algún lugar, desaparece del mismo. La pérdida y fragmentación de su hábitat natural está haciendo disminuir el tamaño de sus manadas. El Chaco árido está cada vez más siendo transformado en ranchos ganaderos, mientras que la caza continúa afectando a esta especie al igual que una enfermedad desconocida que ha diezmado sus poblaciones en los últimos años.
2-Julio-2016.
Cautividad. América, Norteamérica, Estados Unidos, California, San Diego, Parque Balboa, Zoo de San Diego, Northern Frontier, Park Way.
Leg: Isidro Martínez. Det: Isidro Martínez.
Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Chordata.
Clase: Mammalia.
Orden: Artiodactyla.
Suborden: Suina.
Superfamilia: Suoidea.
Familia: Suidae.
Subfamilia: Tayassuinae.
Género: Catagonus.
Especie: Catagonus wagneri.
El pecarí del Chaco es un fascinante animal que fue descubierto primero en 1930 por restos fósiles del Pleistoceno, creyéndosele extinto, y más tarde, en 1972, fue redescubierto con vida. Es la especie más grande de pecarí, pudiendo medir hasta un metro y veinte centímetros de longitud y setenta centímetros de altura hasta la cruz, y pesar hasta cincuenta kilos. Posee una cara alta y corta, con un grueso hocico coriáceo rodeado por pelos blanquecinos, y largas orejas velludas. Su pelaje es basto y de color pardo grisáceo, el pelaje de los flancos es el doble de grueso que el de otros pecaríes. Una línea de pelaje oscuro, formada por pelos desmesuradamente largos y rígidos, corre a lo largo de la espalda formando una crin, mientras que en el pecho y los hombros corre una línea diagonal de pelos blanquecinos. Tiene orejas, morro y cola más alargados en proporción que las demás especies de pecaríes. Las patas anteriores, que parecen demasiado finas y pequeñas para un cuerpo de su talla, poseen dos grandes pezuñas delanteras, dos pequeñas traseras y un quinto dedo por detrás del todo, algo de lo que carecen los demás cerdos y pecaríes. Las patas posteriores sólo poseen las dos pezuñas delanteras, sin dedos traseros. Los caninos superiores se dirigen hacia abajo.
Apodados como "cerdos del infierno verde", estos animales habitan en la enorme e inexplorada extensión de matorrales espinosos impenetrables y plantas crasas de pequeño porte que cubren la región casi virgen del Gran Chaco, repartiéndose entre Paraguay, Bolivia, el sur de Brasil y el norte de Argentina. Está plenamente confinado a estas áreas secas y calurosas donde el ser humano no ha perturbado la paz con su destructiva presencia. Los pecaríes del Chaco suelen viajar en manadas de hasta diez animales, y a diferencia de otros pecaríes, son plenamente activos durante el día, especialmente en las horas menos calurosas de la mañana. Se comunican entre sí con gruñidos y con chasquidos de los dientes y mediante una sustancia olorosa de aspecto lechoso que exudan por una glándula dorsal y con la que delimitan su territorio. Es menos agresivo que otros pecaríes. Como método de defensa, estos cerdos pueden alinearse formando una especie de muro defensivo, lo que por desgracia le convierte en una presa muy fácil para los cazadores furtivos. Le gusta bañarse en el barro o en el polvo y defeca en letrinas bien delimitadas. La dieta de este animal consiste principalmente en fragmentos de cactus, cuyas espinas quita frotando su grueso hocico contra ellos o incluso arrancándolas con los dientes, de forma más ocasional consume raíces de bromelias, vainas de acacias, flores caídas de cactus, carroña y pequeños animales. También lame la sal de ciertos hormigueros o de terrenos perturbados, obteniendo así minerales indispensables para su crecimiento. Las crías suelen nacer entre septiembre y diciembre aunque pueden aparecer en cualquier momento del año mientras la comida y la lluvia sean abundantes. La gestación dura cinco meses y las camadas constan de una a cuatro crías. Las hembras encintas suelen abandonar la manada para parir y regresar después junto con sus pequeños. Éstos son precoces y corren pocas horas después de nacer. Su pelaje es igual que el de los adultos. Puede vivir hasta diez años y medio.
El pecarí del Chaco es una especie en peligro de extinción, ya que es muy sensible a las alteraciones humanas. Tan pronto como esta especie es encontrada en algún lugar, desaparece del mismo. La pérdida y fragmentación de su hábitat natural está haciendo disminuir el tamaño de sus manadas. El Chaco árido está cada vez más siendo transformado en ranchos ganaderos, mientras que la caza continúa afectando a esta especie al igual que una enfermedad desconocida que ha diezmado sus poblaciones en los últimos años.
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