Baetis rhodani

Baetis rhodani (Pictet, 1843)

5-Enero-2016.
Europa, España, Aragón, Zaragoza, en mi jardín.
Leg: Isidro Martínez . Det: José Manuel Cubero.


Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Arthropoda.
Clase: Insecta.
Orden: Ephemeroptera.
Suborden: Schistonota.
Superfamili: Baetoidea.
Familia: Baetidae.
Género: Baetis.
Especie: Baetis rhodani.

Esta efímera es la especie más conocida, y en muchos lugares la más abundante, del género Baetis y de toda la familia Baetidae. Su tamaño es muy variable, dependiendo de la edad, la temperatura en el momento de la eclosión, el hábitat y la época del año, sindo por lo general mayores los ejemplares primaverales y más pequeños los otoñales, pero lo habitual es que midan entre siete y diez milímetros de longitud corporal, sin contar con sus dos largas "colas" (las cuales miden entre catorce y dieciocho milímetros de longitud), y unos dos centímetros y medio de envergadura alar. El cuerpo es de un color verde oliváceo, y las patas son amarillentas. Las alas, totalmente transparentes en los imagos, poseen las nerviaciones longitudinales poco visibles. Entre cada dos venas longitudinales en el borde del ala anterior, aparecen pares de cortas venas intercalares (característica del género Baetis, que permite distinguirlo de otros géneros de Baetidae donde las venas intercalares son simples y no dobles). El pterostigma del ala anterior posee diez venas transversas, la mayoría de las cuales no conectan con la vena subcosta. El ala posterior posee un pico en el borde anterior, situado en el primer cuarto de la longitud del ala. El macho posee ojos turbinados, de color castaño rojizo. Sus ninfas son alargadas, cilíndricas, de color amarillento pálido, casi translúcido, cuando son jóvenes, virando después a marrón muy oscuro conforme maduran.

Se distribuye por la práctica totalidad de Europa y también en Oriente Próximo, su epíteto específico rhodani hace referencia al Río Ródano. Puede sorportar todo tipo de aguas, ya sea corrientes o estancadas, prístinas o contaminadas, pero prefiere sin duda los cursos rápidos y bien oxigenados, con lecho de cantos rodados sin limo, y de aguas frías. Los subimagos pueden eclosionar durante todo el año en múltiples generaciones anuales, pero se hacen especialmente frecuentes en abril y mayo, y lo más habitual es que elijan los días fríos y lloviznosos para eclosionar, en las horas centrales del día. Lo hacen sobre la superficie del agua, volando después a algún soporte seco para mudar una ves más y transformarse en imagos. Los machos ya desarrollados se reúnen en enjambres, volando en un vaivén vertical a cierta altura sobre el río, y este baile atrae a las hembras. Cuando una hembra penetra en un enjambre de machos, éstos tratan de copular con ella, abordándola desde abajo y sujetando su tórax con sus largas patas anteriores. La cópula tiene lugar en pleno vuelo, y tras ella los machos, exhaustos, caen al agua y mueren, mientras que las hembras vivirán justo lo suficiente para buscar un rincón tranquilo del río y poner sus huevos en el agua. Sus ninfas viven de seis a doce meses, y se trasladan mediante movimientos ondulantes del abdomen.

Precisamente la fecha de aparición ha servido para medio identificar la especie, descartando aquellas Baetis que aparecen únicamente más tarde.