Chlorophanus viridis

Chlorophanus viridis (Linnaeus, 1758)

9-Julio-2019.
Europa, España, Aragón, Huesca, Pirineos, Sobrarbe, valle del Ara, Fiscal, Jánovas, sobre unas hierbas al lado de un sendero.
Leg: Isidro Martínez. Det: Isidro Martínez.


Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Arthropoda.
Clase: Insecta.
Orden: Coleoptera.
Suborden: Polyphaga.
Superfamilia: Curculionoidea.
Familia: Curculionidae.
Subfamilia: Entiminae.
Género: Chlorophanus.
Especie: Chlorophanus viridis.

Este gorgojo, de entre ocho y once milímetros de longitud corporal, tiene un color verde-azulado apagado (a veces cobrizo) en la mayor parte de su cuerpo y en las patas, pero a los lados del pronoto y de los élitros posee unas bandas de un brillante color verde amarillento que contrastan mucho con el resto. La base de los fémures es también de este color más llamativo. Las tibias se vuelven fuertemente curvadas en su extremidad, donde se prolongan en una espina apical. El rostro es ancho y relativamente corto, y las antenas se insertan cerca de su ápice.

Se distribuye por toda Europa (salvo la mayor parte de la península Escandinava), donde puede ser muy abundante localmente aunque en otras regiones resulta escaso. Se divide en dos subespecies. Habita en lugares húmedos, especialmente en bosques mixtos, valles fluviales, praderas, pastizales y márgenes de campos de cultivo. Los imagos aparecen de mayo a septiembre y se encuentran sobre la vegetación arbórea o herbácea, cuyas hojas devoran, royéndolas por el borde. Es una especie polífaga, que se ha citado sobre acederas, álamos, alisos, avellanos, cardos, ortigas, sauces y sombrereras. Las hembras fecundadas ponen sus huevos durante la noche en el suelo húmedo, enterrados a no más de un milímetro de profundidad. Eclosionan al cabo de dos a tres semanas, dando lugar a larvas subterráneas que se alimentan de las raíces de todo tipo de plantas. La larva entra en letargo durante el invierno, permaneciendo enterrada a entre seis y doce centímetros, y despierta en la primavera siguiente para transformarse en crisálida, la cual dura unas tres semanas. Los imagos recién emergidos permanecen primero bajo tierra y tardan de dos a cuatro días en salir al exterior.