Acacia saligna

Acacia saligna (Labillardière, 1806) H. L. Wendland, 1820
Sinónimo: Acacia cyanophylla Lindley, 1839

25-Marzo-2015.
Cautividad. Europa, España, Islas Canarias, provincia de Santa Cruz, Tenerife, Valle de Aguere, San Cristóbal de La Laguna, Carretera General de La Esperanza, en su inicio.
Leg: Isidro Martínez. Det: Isidro Martínez.


Dominio: Eukaryota.
Reino: Plantae.
Filum: Spermatophyta.
Clase: Magnoliopsida.
Orden: Fabales.
Familia: Mimosaceae.
Subfamilia: Acacioideae.
Género: Acacia.
Especie: Acacia saligna.

Se trata de un pequeño árbol de hasta nueve metros de altura (generalmente mucho menos), con tronco ramificado desde poca altura y provisto de corteza gris parduzca a pardo rojiza, lisa o levemente fisurada. Las hojas están transformadas en filodios lanceolados o lineares, flexibles, de color glauco, de hasta treinta centímetros de longitud y cinco de anchura, más anchos por el centro, con un nervio central prominente. En la base de cada filodio existe una glándula nectarífera. La inflorescencia es un pequeño racimo axilar formado por dos a diez cabezuelas esféricas, cada una de entre seis y ocho milímetros de diámetro y formada por hasta sesenta flores de color amarillo brillante. El fruto es una vaina de hasta catorce centímetros de longitud y ocho milímetros de anchura, aplanada, recta o curvada y ligeramente estrechada entre las semillas. Su color es verde azulado al principio y pardo al madurar.

Es una especie nativa de Australia, donde se reparte por el suroeste del continente, por el norte hasta el río Murchison y por el este hasta la Bahía Israelita. Sin embargo, se ha asilvestrado en todo el mundo en las regiones lo suficientemente cálidas, llegando a ser invasiva en numerosas localidades. En Sudáfrica ha sido varias considerada como la peor plaga del país, y se ha necesitado introducir ciertos gorgojos depredadores de sus semillas para poder controlarla. Sus semillas son dispersadas por hormigas granívoras. Germina rápidamente y crece hasta un metro por año.

Una especie común que no teníamos ninguno de los dos.

Cierto.
En Zaragoza, además de ésta, hay cultivados algunos ejemplares de A. retinodes y de A. salicina. Pero para hacerles fotos tendría que pasar casualmente por donde están (y son zonas por las que nunca voy) justo cuando estén en flor.