Chrysomphalus aonidum

Chrysomphalus aonidum (Linnaeus, 1758)

24-Marzo-2015.
Europa, España, Islas Canarias, provincia de Santa Cruz, Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, sobre la hoja de un ejemplar cultivado de Phoenix canariensis.
Leg: Isidro Martínez. Det: Isidro Martínez.

Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Arthropoda.
Clase: Insecta.
Orden: Hemiptera.
Suborden: Sternorhyncha.
Superfamilia: Coccoidea.
Familia: Diaspididae.
Género: Chrysomphalus.
Especie: Chrysomphalus aonidum.

Esta es una especie de cochinilla en la que las hembras adultas forman escudos circulares de hasta dos milímetros de diámetro, planos o moderadamente convexos, con un mamelón central ligeramente elevado que a menudo suele ser de coloración más pálida que el resto. El insecto protegido por este escudo es de color amarillo y de hasta un milímetro y medio de longitud. Los ejemplares macho forman escudos ovalados o alargados con la mitad de tamaño que las hembras, y de coloración mucho más pálida, hasta que se transforman en adultos de hasta siete décimas de milímetro de longitud, provistos de un solo par de alas, dos pares de ojos simples, una larguísima genitalia que sobresale como un filamento, y carentes de piezas bucales ya que no se alimentan. Las ninfas recién nacidas, de tres décimas de milímetro de longitud, poseen patas funcionales con las que caminan hasta hallar un lugar adecuado en el que instalarse como escudos sésiles de color blanco y de cuatro décimas de milímetro de diámetro. Esta fase inicial del escudo forma más tarde el mamelón central de los escudos adultos.

Es fácil confundir a esta cochinilla con numerosas especies muy similares, como Hemiberlesia palmae, Chrysomphalus bifasciculatus, Lindingaspis spp. y Melanaspis spp., pero los ejemplares montados en portaobjetos para microscpio muestran diferencias muy patentes.

Es una especie tropical, aparentemente nativa del sudeste asiático, pero se ha distribuido muy ampliamente por las regiones cálidas y tropicales de todo el mundo debido al transporte de plantas, especialmente de cítricos. En las regiones demasiado frías para su superviviencia, este insecto es frecuente en los cultivos protegidos por invernaderos. Aunque es una especie principalmente asociada a los cítricos, que son su fitohuésped favorito (en especial las naranjas de Valencia y los pomelos), es extremadamente polífaga y se ha registrado alimentándose de setenta y siete familias diferentes de plantas, incluyendo cultivos alimenticios, plantas ornamentales, palmeras y árboles usados en repoblaciones, incluso coníferas. En laboratorio se suelen cultivar sobre sandías, calabazas o patatas. Este insecto invade las hojas de las plantas, por ambas caras y preferentemente sólo aquellas hojas a las que no les da el sol. Sólo en condiciones ideales se extiende a otras partes como tallos y frutos. Puede causar la caída prematura de frutos y hojas y la muerte de tallos, aunque por lo general los daños se reducen tan sólo a la estética, si a las hojas se les quitan las cochinillas queda un círculo amarillento debajo de cada una.

Su reproducción es exclusivamente sexual. Cada hembra fecundada pone entre cincuenta y ciento cincuenta huevos ovalados bajo su propio cuerpo, siendo más productivas las hembras que están sobre frutos. Tardan entre siete y dieciséis semanas en convertirse en adultos, dependiendo de la temperatura, y las generaciones son continuas a lo largo del año. Esta especie posee innumerables enemigos, tanto depredadores como parásitos, y dos de ellos, Aphytis holoxanthus y Pteroptrix smithi son los más empleados en la lucha contra esta especie en los cultivos, siendo el primero más eficiente y el segundo más resistente.

Esta especie debe de estar en mi jardín, ya que todavía quedan un montón de naranjos del antiguo campo.

Yo la fotografié con la esperanza de que fuera un endemismo canario, al estar sobre una especie endémica. Pero con las cochinillas, los endemismos son la excepción, en cambio muchísimas especies tienen una distribución cosmopolita a causa del comercio de plantas.