Eunectes notaeus

Eunectes notaeus Cope, 1862

5-Agosto-2009.
Cautividad. Europa, Francia, París, Jardin des Plantes, Ménagerie du Jardin des Plantes.
Leg: Isidro Martínez. Det: Jardin des Plantes.


Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Chordata.
Clase: Sauropsida.
Orden: Squamata.
Suborden: Ophidia.
Familia: Boidae.
Subfamilia: Boinae.
Género: Eunectes.
Especie: Eunectes notaeus.

La anaconda amarilla es una gran serpiente de hasta unos seis metros de longitud, raramente superando los cuatro y siendo los machos más pequeños que las hembras. Es pues, de menor tamaño que la especie más conocida del género Eunectes, la anaconda verde (E. murinus) y tiene una coloración diferente a la de ésta: su piel es de un tono amarillento ocráceo, con marcas y dibujos negruzcos, más intensos y contrastados en los ejemplares juveniles, con tres bandas longitudinales oscuras en la parte superior de la cabeza y una más que va desde el ojo hasta la comisura de la boca. Sus ojos son pequeños, de pupilas verticales, y al igual que las fosas nasales, están situados en lo alto de la cabeza, como adaptación a su hábitat acuático. Como otras boas, presenta un espolón a cada lado de la cloaca, especialmente patentes en los machos, son lo que queda de las patas posteriores.

Se distribuye por la mayor parte de Sudamérica, desde Brasil occidental hasta el norte de Argentina. Al igual que la anaconda verde, es una especie muy ligada a las aguas estancadas y poco profundas, habitando en charcas y humedales, así como en ríos y arroyos de curso lento, donde a menudo permanece sumergida asomando la cabeza para respirar. Es de actividad fundamentalmente diurna. Se alimenta de mamíferos, aves y peces, como máximo del tamaño de una mazama, un pécari o una capibara. Las presas grandes las captura por acecho y las estrangula por constricción, mientras que las pequeñas las traga vivas sin enrollarse a su alrededor, y a los peces los captura persiguiéndolos en lugar de acecharlos. Esta boa tiene pocos enemigos cuando es adulta, salvo los caimanes, grandes felinos y algunas otras serpientes, y por supuesto, el hombre, que la mata por su piel y en ocasiones por su carne. También son capturadas para el comercio de mascotas, perseguidas por miedos y odios irracionales, y expulsadas de su hábitat menguante. Por todo ello se la considera como una especie Casi amenazada.

Cuando llega la época de reproducción, el macho inicia una activa búsqueda de hembras. Cuando encuentra una, topa su cuerpo con el hocico, olfateándola, y la estimula con los espolones que tiene a los lados de la cloaca, pudiendo hacer esto lo mismo en tierra firme que sumergido. Cuando la hembra acepta al macho, éste enrrolla la cola alrededor de la de la hembra para que sus cloacas estén en contacto, y la penetra con uno de sus dos hemipenes. El macho una vez cumplida su labor abandona a la hembra a su suerte, y ésta desarrolla en su interior a la futura generación durante unos cinco meses. Pasado este periodo nacen hasta veinte crías vivas, ya que es una especie ovovivípara, y abandonan de inmediato a la madre, son el saco vitelino aún adherido al cuerpo.