Daubentonia madagascariensis

Daubentonia madagascariensis Gmelin, 1788

1-Julio-2012.
Cautividad. Europa, España, Madrid, Museo Nacional de Ciencias Naturales..
Leg: Isidro Martínez. Det: Isidro Martínez.

Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Chordata.
Clase: Synapsida.
Orden: Primates.
Suborden: Strepsirrhini.
Familia: Lemuridae.
Subfamilia: Daubentoniinae.
Género: Daubentonia.
Especie: Daubentonia madagascariensis.

El aye-aye es un extraño primate endémico de Madagascar. Tiene el tamaño de un gato doméstico, con una cola larga y muy poblada, pelaje negro, una cabeza triangular con enormes orejas y pequeños ojos ambarinos, y su característica más peculiar, sus manosm en las que el dedo central (corazón) es mucho más fino y más largo que los restantes, usa este dedo para meterlo en agujeros de la madera y extraer larvas de insectos xilófagos.
Es un animal arborícola y a diferencia de la mayoría de los lémures, es estrictamente nocturno. Durante el día se refugia en agujeros en los troncos de árboles, que usan durante una temporada y luego cambian por otro. Se alimenta como hemos mencionado de larvas de insectos, las cuales localiza percutiendo con golpeteos en la madera y notando las vibraciones de las larvas molestas por este golpeteo. También se alimenta en menor grado de hojas y frutos. Las hembras dan a luz a una sola cría, a la que llevan sobre su espalda en los primeros meses de vida.
Habita en la junglas del este de Madagascar, salvo una pequeña población aislada en el noroeste de la isla. Estas selvas están siendo destruidas a un ritmo espectacular, mediante incendios provocados y talas, para añadir terreno a los desiertos estériles que son los campos de cultivo y las destructivas huestes de ganado doméstico. Como resultas de ello, el aye-aye, como todos los habitantes legítimos de Madagascar, ha sido empujado al borde de la extinción, incluso en el pasado se llegó a dar por desaparecido hasta que se redescubrió con vida en 1961. Por si esto fuera poco, al aye-aye se le caza y mata por su aspecto físico y las supresticiones que circulan alrededor de él, de un modo similar a los cuervos o búhos en la Europa antigua (por ejemplo, se dice que si un aye-aye apunta a una persona con su largo dedo mediano, ésta muerte poco después de una forma horrible). Por fortuna, desde el nacimiento y fortalecimiento de la conciencia medioambiental, este animal ha recibido una fuerte protección y el gobierno malgache ha establecido intensos planes de recuperación de la especie, con lo cual actualmente ha pasado de estar en peligro crítico a estar "casi amenazada". Su población actual se calcula en unos 2500 ejemplares, pero aún queda mucho por hacer, en especial en el terreno de frenar la destrucción de las selvas malgaches y recuperar las pocas que se puedan (tras un incendio, el suelo arcilloso de la jungla queda cocido y nada puede volver a crecer en él hasta pasadas decenas o cientos de años).