Boa constrictor

Boa constrictor Linnaeus, 1758 ssp. imperator Daudin, 1803

5-Diciembre-2011.
Cautividad. Europa, España, Aragón, Zaragoza, en una vivienda particular.
Leg: Isidro Martínez. Det: Isidro Martínez.


Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Chordata.
Clase: Reptilia.
Orden: Squamata.
Suborden: Ophidia.
Familia: Boidae.
Subfamilia: Boinae.
Género: Boa.
Especie: Boa constrictor.


Esta archiconocida serpiente, especie tipo de toda la familia Boidae, es un reptil de gran tamaño, que puede alcanzar hasta cinco metros y medio de longitud en el caso de la subespecie nominal, que es de mayor tamaño que las restantes. Las hembras son generalmente mayores que los machos, estos últimos raramente superan los dos metros y medio de longitud. La cabeza, triangular y robusta, está recorrida por tres franjas oscuras: dos laterales más anchas que atraviesan sendos ojos, y una central más fina y clara a lo largo del dorso de la cabeza. También tiene un triángulo oscuro a cada lado del hocico, entre la boca y el ojo. Los ojos son pequeños y con la pupila vertical. La mandíbula superior posee cuatro hileras de robustos y afilados dientes curvados, y la inferior posee dos hileras. Su piel es de color de fondo blanco, rosado, pardo o dorado, según la subespecie. Sobre este fondo destacan en el dorso curiosos parches de color pardo rojizo a pardo negruzco, que se hacen más contrastados e intensos hacia el final de la cola, estos parches (generalmente de quince a veinte entre la cabeza y la cloaca) tienen forma de murciélago o de compresa angulosa, de manera que las zonas de color de fondo más claro entre ellos son ovaladas. También posee parches oscuros de forma romboidal en los flancos, alternando con esos parches dorsales. Pocos días antes de la muda, su piel se vuelve de color grisáceo apagado, y por supuesto como en todas las serpientes sus ojos se vuelven lechosos. Posee de ochenta a noventa hileras de escamas dorsales al nivel medio de su cuerpo, de doscientas treinta y cuatro a doscientas cincuenta escamas ventrales desde la cabeza hasta la cloaca, y de cuarenta y nueve a sesenta y dos escamas bajo la cola (desde la cloaca hasta la punta de la cola). Sus escamas corporales pueden ser iridescentes. Como todas las boas, posee un par de espolones cerca de la cloaca, que son los vestigios de sus patas posteriores. La subespecie nominal se caracteriza por el color rojizo de su cola y suele conocerse como "boa de cola roja".

Es nativa de América tropical, desde el sur de México hasta Argentina, incluyendo el Caribe. Se divide en ocho subespecies. Es un animal adaptable, que de hábitos tanto terrestres como arborícolas, que puede vivir en desiertos, sabanas, junglas o incluso zonas rurales, desde el nivel del mar hasta unos mil metros de altitud. Sus hábitos son solitarios y nocturnos. Suele cazar al acecho, a menudo enroscada en los árboles. Sus presas son generalmente mamíferos del tamaño de una rata, pero también captura aves y lagartos. Una de sus principales fuentes de alimentación son los grandes murciélagos que captura en pleno vuelo desde las ramas de los árboles. Como todos los boidos o serpientes constrictoras, carece de veneno y mata a sus presas por estrangulamiento. Engulle a sus presas comenzando siempre por la cabeza. En la época reproductiva, la hembra libera feromonas que atraen a los machos, una vez se han encontrado, la hembra toma una postura rígida mientras el macho la examina lentamente, atento a sus movimientos, hasta dectectar que la hembra le permite copular tras un largo periodo de cortejo. Tras la cópula, la hembra oscurece su piel para poder absorber más calor, ya que es ovovivípara y los huevos se incuban en el interior de su cuerpo. Pasados cuatro meses, pare de seis a sesenta crías vivas, de treinta a cuarenta centímetros de longitud, envueltas en una capa gelatinosa prenatal. La madre les ayuda a desembarazarse de este envoltorio, una vez liberadas, las crías se dispersan inmediatamente y no comerán hasta que no hayan realizado su primera muda. La boa constricora es popular como mascota por su fácil mantenimiento y su docilidad. En algunas zonas de Sudamérica se las mantiene sueltas en las casas tras capturarlas en la selva, para que cumplan el papel antirroedores que en Europa hacen los gatos. Se han desarrollado algunas variedades artificiales con coloraciones y patrones inusuales en la piel. Puede vivir hasta cuarenta años en cautividad, y raramente más de veinte en libertad.

Me extraña que esta especie no la tuvieras aun. Yo nunca la tendré a no ser que a alguien se le haya muerto y me deje que le monte el esqueleto.

Tu colección consta de todo tipo de restos, no? No sólo esqueletos o ejemplares enteros... Pues es fácil conseguir una muda de esta especie. El ejemplar pertenece a un gran amigo mío, quizás le pueda pedir una muda y guardártela (él es el que guarda mis colecciones entomológicas y demás).


Aunque es común en tiendas de animales, nunca había tenido oportunidad de tomar una buena foto de esta especie.

La subespecie ortonii, carente de manchas y dibujos en su piel. Bioparque Amaru, Ecuador: