Hycleus scutellatus

Hycleus scutellatus (Rosenhauer, 1856)

29-Julio-2021.
Europa, España, Andalucía, Almería, Níjar, Cabo de Gata, sobre la vegetación litoral.
Leg: Isidro Martínez. Det: Isidro Martínez.


Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Arthropoda.
Clase: Insecta.
Orden: Coleoptera.
Suborden: Polyphaga.
Superfamilia: Tenbrionoidea.
Familia: Meloidae.
Subfamilia: Mylabrinae.
Género: Hycleus.
Especie: Hycleus scutellatus.

Es un escarabajo de entre diez y quince milímetros de longitud corporal. Es de color negro, a excepción de los élitros, que son rojos (a veces naranjas o amarillos anaranjados) con habitualmente cinco pequeñas manchas negras en cada uno, distribuidas de la siguiente manera: un par en hilera transversal cerca de la base, otro par en hilera transversal en la zona media del élitro, y una aislada cerca del ápice. En ocasiones hay ejemplares con sólo dos o tres manchas negras en cada élitro, o por el contrario con seis. En la cara inferior de la base de las maxilas, los machos poseen una foseta bien marcada. El pronoto es ligeramente transverso (no muy transverso como en H. brevicollis), con la depresión transversa anterior apenas marcada en los lados. El disco del mesosterno es corto, con las suturas casi rectas (en H. brevicollis es largo y con las suturas arqueadas), y provisto de foseta pilígera (a diferencia de H. duodecimpunctatus). La pilosidad que recubre su cuerpo es completamente negra, la pubescencia de la base de los élitros es larga y erizada (en ambas cosas se distingue de H. duodecimpunctatus, con pilosidad blanquecina y la de la base de los élitros corta).

Es un endemismo ibérico, ampliamente repartido por las regiones mediterráneas (en sentido amplio) de España y Portugal, llegando por el norte hasta Navarra y Lérida. Habita en zonas secas, tales como pseudoestepas, afloramientos rocosos, pinares despejados y vegetación dunar. Es una especie frecuente que a menudo convive con especies similares (Hycleus duodecimpunctatus, Mylabris quadripunctata) formando colonias mixtas, por lo que se debe estar atento en la identificación de cada individuo. Como en todas las especies similares, los adultos se alimentan de diversas flores, consumiendo néctar, polen y pétalos. Su vistosa coloración advierte de su toxicidad, pues contiene cantaridina, como muchos otros meloidos. Esto basta para repeler el ataque de la mayoría de aves, sin embargo, las avutardas, muy grandes para verse gravemente afectadas por un consumo moderado de estos insectos, de vez en cuando los devoran, no por necesidad de alimento, sino porque su toxicidad les libra de parásitos, un interesante y poco estudiado campo de la etología llamado zoofarmacognosia (una especie de automedicación).