Geocapromys thoracatus
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Geocapromys thoracatus
Geocapromys thoracatus (True, 1888) G. M. Allen, 1917
27-Julio-2019.
Cautividad. América, Norteamérica, Estados Unidos, Nueva Inglaterra, Massachusetts, Suffolk, área metropolitana de Boston, Cambridge, Campus de la Universidad de Harvard, Museo de Historia Natural de Harvard.
Leg: Isidro Martínez. Det: Harvard Museum of Natural History.
Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Chordata.
Clase: Synapsida.
Orden: Rodentia.
Suborden: Hystricomorpha.
Superfamilia: Octodontoidea.
Familia: Capromyidae.
Subfamilia: Capromyinae.
Género: Geocapromys.
Especie: Geocapromys thoracatus.
La jutía de las islas Santanilla es un roedor extinto. Era mucho más pequeña que la especie tipo Geocapromys brownii, medía de treinta y tres a treinta y cinco centímetros de longitud de cabeza y cuerpo. Tenía las orejas comparativamente grandes, membranosas y desnudas de pelo. Su pelaje era de color gris parduzco claro, nunca tan oscuro como el de G. brownii, y más oscuro en el dorso que en el vientre. Entre las patas anteriores corría una banda pectoral transversa de uno a tres centímetros de anchura, de pelaje claro, muy característica de esta especie. Los pelos más largos eran los del lomo, alcanzando hasta veinticinco milímetros de longitud. La cola era corta, pero igual de larga que el pie posterior (más corta que el pie en G. brownii y más larga que el pie en G. ingrahami), estaba recubierta escasamente de ralos pelos negros, y en su interior se contaban diecisiete vértebras caudales. Las características de su cráneo permitían diferenciar fácilmente a esta especie: el margen dorsal de las frontales no estaba inflado, tampoco las bullas timpánicas, y poseía una espina jugal no muy grande y un pequeño proceso espinoso en el margen posterior del paladar. La hembra poseía dos pares de mamas.
Era endémico de las islas Santanilla, en el noroeste del mar Caribe, a unos doscientos cincuenta kilómetros de la costa hondureña. Era un animal de movimientos lentos que habitaba en zonas rocosas calizas expuestas, donde se refugiaba en cuevas y grietas. Era de actividad diurna, pero permanecía inactiva y oculta en las horas calurosas del mediodía y salía para comer al caer la tarde. Se alimentaba de ramas y follaje, y no necesitaba beber, ya que obtenía el agua a partir de su alimento y del rocío matinal. Los naturalistas que conocieron a la especie en vida comentaron que estas jutías eran muy agresivas entre ellas, de modo que a menudo sus orejas estaban mutiladas y con frecuencia sangraban por mordeduras recientes. Fue una especie abundante hasta comienzos del siglo XX, sin embargo, en 1955 el huracán Janet devastó las islas y la población de este roedor se redujo a unos escasos supervivientes, los cuales fueron exterminados por los gatos introducidos en esas islas cinco años antes del huracán. Los intentos de establecer colonias en cautividad en Londres fracasaron ya que la agresividad de estos roedores era tal que las peleas eran constantes y los ejemplares morían por sus heridas, los que quedaron después murieron de neumonía al ser el clima inglés inadecuado para esta especie tropical. Es muy poco lo que se llegó a recopilar sobre su biología reproductiva, pero se sabe que las camadas eran de una o dos crías y los partos tenían lugar por la noche. En uno de los dos partos observados en esta especie, la cría nació muerta, y era tan grande y desarrollada al nacer que se podía confundir con un adulto.
27-Julio-2019.
Cautividad. América, Norteamérica, Estados Unidos, Nueva Inglaterra, Massachusetts, Suffolk, área metropolitana de Boston, Cambridge, Campus de la Universidad de Harvard, Museo de Historia Natural de Harvard.
Leg: Isidro Martínez. Det: Harvard Museum of Natural History.
Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Chordata.
Clase: Synapsida.
Orden: Rodentia.
Suborden: Hystricomorpha.
Superfamilia: Octodontoidea.
Familia: Capromyidae.
Subfamilia: Capromyinae.
Género: Geocapromys.
Especie: Geocapromys thoracatus.
La jutía de las islas Santanilla es un roedor extinto. Era mucho más pequeña que la especie tipo Geocapromys brownii, medía de treinta y tres a treinta y cinco centímetros de longitud de cabeza y cuerpo. Tenía las orejas comparativamente grandes, membranosas y desnudas de pelo. Su pelaje era de color gris parduzco claro, nunca tan oscuro como el de G. brownii, y más oscuro en el dorso que en el vientre. Entre las patas anteriores corría una banda pectoral transversa de uno a tres centímetros de anchura, de pelaje claro, muy característica de esta especie. Los pelos más largos eran los del lomo, alcanzando hasta veinticinco milímetros de longitud. La cola era corta, pero igual de larga que el pie posterior (más corta que el pie en G. brownii y más larga que el pie en G. ingrahami), estaba recubierta escasamente de ralos pelos negros, y en su interior se contaban diecisiete vértebras caudales. Las características de su cráneo permitían diferenciar fácilmente a esta especie: el margen dorsal de las frontales no estaba inflado, tampoco las bullas timpánicas, y poseía una espina jugal no muy grande y un pequeño proceso espinoso en el margen posterior del paladar. La hembra poseía dos pares de mamas.
Era endémico de las islas Santanilla, en el noroeste del mar Caribe, a unos doscientos cincuenta kilómetros de la costa hondureña. Era un animal de movimientos lentos que habitaba en zonas rocosas calizas expuestas, donde se refugiaba en cuevas y grietas. Era de actividad diurna, pero permanecía inactiva y oculta en las horas calurosas del mediodía y salía para comer al caer la tarde. Se alimentaba de ramas y follaje, y no necesitaba beber, ya que obtenía el agua a partir de su alimento y del rocío matinal. Los naturalistas que conocieron a la especie en vida comentaron que estas jutías eran muy agresivas entre ellas, de modo que a menudo sus orejas estaban mutiladas y con frecuencia sangraban por mordeduras recientes. Fue una especie abundante hasta comienzos del siglo XX, sin embargo, en 1955 el huracán Janet devastó las islas y la población de este roedor se redujo a unos escasos supervivientes, los cuales fueron exterminados por los gatos introducidos en esas islas cinco años antes del huracán. Los intentos de establecer colonias en cautividad en Londres fracasaron ya que la agresividad de estos roedores era tal que las peleas eran constantes y los ejemplares morían por sus heridas, los que quedaron después murieron de neumonía al ser el clima inglés inadecuado para esta especie tropical. Es muy poco lo que se llegó a recopilar sobre su biología reproductiva, pero se sabe que las camadas eran de una o dos crías y los partos tenían lugar por la noche. En uno de los dos partos observados en esta especie, la cría nació muerta, y era tan grande y desarrollada al nacer que se podía confundir con un adulto.
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