Anthidium florentinum

Anthidium florentinum (Fabricius, 1775)

19-Junio-2007.
Europa, España, Aragón, Zaragoza, en mi jardín, libando Buddleja davidii.
Leg: Isidro Martínez. Det: Isidro Martínez


Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Arthropoda.
Clase: Insecta.
Orden: Hymenoptera.
Suborden: Apocrita.
Superfamilia: Apoidea.
Familia: Megachilidae.
Subfamilia: Megachilinae.
Género: Anthidium.
Especie: Anthidium florentinum.

Las Anthidium son un grupo de abejas glabras con brillantes colores. Anthidium florentinum es más grande que la mayoría de sus congéneres, sobre todo en el macho, ya que las Anthidium, siendo una excepción a la regla general de los insectos, tienen los machos mayores que las hembras. En esta especie, los machos miden de dos a dos y medio centímetros de longitud, mientras que las hembras no pasan de un centímetro. Otra diferencia entre los sexos es la abundante vellosidad del tórax del macho, más escasa en la hembra. En ambos sexos, la coloración es de un brillante y contrastado amarillo y negro, más propio de un véspido que de una abeja. Los ojos son de color verde oliváceo, y las alas son de un tono ahumado.

Se distribuye ampliamente por casi toda Europa (salvo las regiones frías del norte) y Asia templada hasta el este de China y de Rusia. Pueden verse volando de mayo a septiembre, los machos emergen unos días después que las hembras. Estas abejas hiperactivas pasan el tiempo libando las flores, pasando mucho tiempo en el aire y poco en cada flor. En el aire se ciernen mucho, cambiando de posición cada uno o dos segundos, observando atentamente las flores donde se van a posar y todo lo que las rodea. Si uno se acerca a estas abejas en su rutina, sin demasiada brusquedad pero tampoco demasiado despacio, las abejas se pondrán a cernirse delante tuyo y a observar tu cabeza desde todos los ángulos posibles. Este comportamiento les permite observar a las hembras, que liban las flores de forma más "práctica", sin cernirse tanto. Cuando los machos cerniéndose localizan una hembra, se lanzan como kamikazes a toda velocidad, la inmovilizan y copulan con ella durante unos breves segundos, siguiendo luego con su rutina de néctar hasta que aparece otra hembra. Las hembras fecundadas excavan un nido en el suelo, que aprovisionan con reservas de polen, y ponen allí sus huevos.