Apiocrinus parkinsoni
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Apiocrinus parkinsoni
Apiocrinus parkinsoni (von Schlotheim, 1820)
10-Septiembre-2021.
Cautividad. Europa, Austria, Viena, Innere Stadt, Museo de Historia Natural de Viena. Piezas recolectadas en Bradford, Inglaterra.
Coordenadas: 48°12′18″N, 16°21′34″E.
Leg: Isidro Martínez. Det: Naturhistorisches Museum Wien (como Apiocrinus rotundus).
Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Echinodermata.
Clase: Crinoidea.
Orden: Millericrinida.
Familia: Apiocrinidae.
Género: Apiocrinus.
Especie: Apiocrinus parkinsoni.
Ésta es una peculiar especie fósil de lirio de mar, que destacaba por que su tallo, alto, flexible, de sección redondeada, de alrededor de un centímetro de diámetro y carente de cirros, se expandía fuertemente formando un cono continuo con el cáliz en forma de pera, sin que haya una delimitación clara entre el tallo y el cáliz salvo por la estructura de los segmentos. La curvatura en los lados de la expansión del tallo junto al cáliz era muy pronunciada, más que en otras especies emparentadas como Apiocrinus elegans. El conjunto de la expansión del tallo y el cáliz, medía unos seis a ocho centímetros de longitud, y unos cinco centímetros de diámetro. El tallo, en los ejemplares maduros, medía entre veinticinco y treinta centímetros de longitud, y estaba formado por unas ciento cincuenta secciones, o discos circulares. Las juntas entre las secciones del tallo estaban recorridas por estrías radiales que llegaban hasta cerca del núcleo, dejando un anillo liso y hundido alrededor del mismo, y a diferencia de otros géneros, estas estrías no se agrupaban en cinco sectores diferenciados. La base del tallo se expandía formando un pie cónico formado por numerosas capas, terminado en una sólida raíz con la que el animal se anclaba al sustrato. El cáliz poseía cinco placas basales angulares, dos series de cinco placas intermedias cada una, y cinco placas superiores, cada una de las cuales estaba provista de dos superficies de las que salían sendos largos brazos plumosos con los que el animal capturaba el alimento, habiendo por lo tanto un total de diez brazos en el cáliz. La boca estaba situada en el centro del cáliz y los brazos podían retraerse hasta ella llevando el alimento que habían capturado. Los ejemplares más perfectamente preservados de esta especie mantienen trazas de un color rosado o purpúreo, sin duda restos de la coloración original del animal en vida.
Vivió durante el Jurásico medio y superior, y fue una especie muy prolífica que habitó el noroeste del Mar de Tethys. Este lirio de mar fue descrito en 1811 por Parkinson como "encrinite pera" por la conspicua forma de pera de su cáliz, dando una excelente descripción muy detallada y bien ilustrada de la especie, pero sin darle un nombre científico binomial. En 1820, Schlotheim le dio un nombre científico de acuerdo a las reglas de la nomenclatura, llamándolo Encrinites parkinsoni (en ese tiempo, casi todos los lirios de mar fósiles se consideraban en el género Encrinites). Sus fósiles se han hallado sobre todo en Inglaterra, Francia y Suiza, y por extraño que parezca no se ha encontrado aún en Norteamérica, que estaba casi unida a las grandes islas que formaban Europa durante el Jurásico. Los discos que formanan el tallo han sido poéticamente denominados de diversas maneras por los habitantes de la zona: piedras de rueda, lágrimas de gigante, piedras de hada, cuentas de San Cutberto (ya que las secciones, perforadas en el núcleo, se engarzaban en hilos para formar rosarios).
10-Septiembre-2021.
Cautividad. Europa, Austria, Viena, Innere Stadt, Museo de Historia Natural de Viena. Piezas recolectadas en Bradford, Inglaterra.
Coordenadas: 48°12′18″N, 16°21′34″E.
Leg: Isidro Martínez. Det: Naturhistorisches Museum Wien (como Apiocrinus rotundus).
Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Echinodermata.
Clase: Crinoidea.
Orden: Millericrinida.
Familia: Apiocrinidae.
Género: Apiocrinus.
Especie: Apiocrinus parkinsoni.
Ésta es una peculiar especie fósil de lirio de mar, que destacaba por que su tallo, alto, flexible, de sección redondeada, de alrededor de un centímetro de diámetro y carente de cirros, se expandía fuertemente formando un cono continuo con el cáliz en forma de pera, sin que haya una delimitación clara entre el tallo y el cáliz salvo por la estructura de los segmentos. La curvatura en los lados de la expansión del tallo junto al cáliz era muy pronunciada, más que en otras especies emparentadas como Apiocrinus elegans. El conjunto de la expansión del tallo y el cáliz, medía unos seis a ocho centímetros de longitud, y unos cinco centímetros de diámetro. El tallo, en los ejemplares maduros, medía entre veinticinco y treinta centímetros de longitud, y estaba formado por unas ciento cincuenta secciones, o discos circulares. Las juntas entre las secciones del tallo estaban recorridas por estrías radiales que llegaban hasta cerca del núcleo, dejando un anillo liso y hundido alrededor del mismo, y a diferencia de otros géneros, estas estrías no se agrupaban en cinco sectores diferenciados. La base del tallo se expandía formando un pie cónico formado por numerosas capas, terminado en una sólida raíz con la que el animal se anclaba al sustrato. El cáliz poseía cinco placas basales angulares, dos series de cinco placas intermedias cada una, y cinco placas superiores, cada una de las cuales estaba provista de dos superficies de las que salían sendos largos brazos plumosos con los que el animal capturaba el alimento, habiendo por lo tanto un total de diez brazos en el cáliz. La boca estaba situada en el centro del cáliz y los brazos podían retraerse hasta ella llevando el alimento que habían capturado. Los ejemplares más perfectamente preservados de esta especie mantienen trazas de un color rosado o purpúreo, sin duda restos de la coloración original del animal en vida.
Vivió durante el Jurásico medio y superior, y fue una especie muy prolífica que habitó el noroeste del Mar de Tethys. Este lirio de mar fue descrito en 1811 por Parkinson como "encrinite pera" por la conspicua forma de pera de su cáliz, dando una excelente descripción muy detallada y bien ilustrada de la especie, pero sin darle un nombre científico binomial. En 1820, Schlotheim le dio un nombre científico de acuerdo a las reglas de la nomenclatura, llamándolo Encrinites parkinsoni (en ese tiempo, casi todos los lirios de mar fósiles se consideraban en el género Encrinites). Sus fósiles se han hallado sobre todo en Inglaterra, Francia y Suiza, y por extraño que parezca no se ha encontrado aún en Norteamérica, que estaba casi unida a las grandes islas que formaban Europa durante el Jurásico. Los discos que formanan el tallo han sido poéticamente denominados de diversas maneras por los habitantes de la zona: piedras de rueda, lágrimas de gigante, piedras de hada, cuentas de San Cutberto (ya que las secciones, perforadas en el núcleo, se engarzaban en hilos para formar rosarios).
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