Ensis directus

Ensis directus (Conrad, 1844)

1-Agosto-2019.
Cautividad. América, Norteamérica, Estados Unidos, Nueva Inglaterra, Nueva York, Manhattan, Museo Americano de Historia Natural, pasillo anejo a la Gran Galería.
Leg: Isidro Martínez. Det: American Museum of Natural History.


Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Mollusca.
Clase: Bivalvia.
Orden: Veneroida.
Superfamilia: Solenoidea.
Familia: Pharidae.
Subfamilia: Cultellinae.
Género: Ensis.
Especie: Ensis directus.

Esta navaja suele tener la concha desde recta hasta levemente curvada, unas seis veces más larga que ancha, y alcanza hasta unos veinticinco centímetros de longitud. Presenta una apariencia más masiva que otras especies del género. Sus valvas son finas y muy alargadas, de color desde amarillento hasta marrón oscuro, cubiertas por un fino perióstraco. Su concha está esculpida por líneas concéntricas de crecimiento, que son mucho más marcadas en esta especie que en otras del mismo género. El margen basal de las valvas se redondea levemente contra la extremidad posterior. El margen anterior es oblicuamente truncado, no reflejo. Las características de su charnela y de la cicatriz del músculo aductor permiten distinguir a esta especie de otras navajas: la valva derecha posee un diente cardinal comprimido, la izquierda posee dos, el superior muy pequeño y distanciado del otro, el cual es elevado, robusto y ligeramente curvado. El interior de sus valvas es blanco. Posee un enorme pie musculoso de color cremoso, y cuando el pie está extendido en toda su longitud puede ser tan largo como el resto del cuerpo.

Es nativa de la costa del Atlántico Oriental en el continente norteamericano, desde la Península del Labrador en Canadá hasta Campeche en México. Se introdujo accidentalmente, probablemente mediante aguas de balasto, en el estuario de Elbe (en la costa alemana) en 1979, y desde entonces se ha expandido rápidamente por las costas atlánticas de todos los países europeos desde Noruega hasta Inglaterra. Coloniza muy rápidamente nuevas áreas y es mucho más competitiva que los moluscos nativos, a los que desplaza. Suele convertirse en la especie dominante en las áreas que coloniza. Especialmente algunas poblaciones de Spisula subtruncata colapsaron a causa del incremento de Ensis directus y no se han recuperado desde entonces. Dado que esta navaja es de interés comercial pesquero para el consumo de su carne, no se lucha por su erradicación sino que se han formado nuevas pesquerías para su aprovechamiento. También otros animales aparte del hombre se han adaptado a este nuevo recurso, y diversas aves marinas (ostreros, gaviotas), caracoles depredadores (de la familia Naticidae), gusanos depredadores y peces la consumen. Como todas las navajas, es un habitante especializado de las playas arenosas, en las cuales vive enterrada en la arena, asomando sus sifones cuando sube la marea y retrayéndolos cuando baja. Normalmente se restringe a la zona intermareal, pero puede habitar hasta los dieciséis metros de profundidad. Un agujero en forma de cerradura indica su presencia durante la marea baja. La salida de un pequeño borbotón de agua indica que la navaja ha advertido la presencia del observador y ha empezado a excavar. Este animal puede enterrarse muy deprisa, superando la velocidad con la que un pescador la desentierra, por lo que es difícil de recolectar. Si es desenterrada o si siente que está en un lugar inadecuado, el molusco es capaz de salir de su sitio y desplazarse nadando durante cortas distancias por propulsión de agua. Se reproduce en la primera mitad del año. Los machos liberan el esperma en el agua, pero los huevos son fecundados internamente en la cavidad del manto de la hembra por el esperma que entra casualmente por sus orificios. Las larvas eclosionan dentro del manto de la hembra e inmediatamente salen de allí y se dispersan. Las larvas son flotantes y pelágicas, y son dispersadas por las corrientes marinas y las mareas, estabilizándose en el sustrato entre mayo y junio, con frecuencia de forma masiva. En las playas europeas a menudo ocurren mortandades masivas de este molusco, quizás debidas a la baja temperatura del agua. Esto causa frecuentemente acumulaciones de conchas vacías en las playas, las cuales, especialmente si están rotas, pueden suponer un riesgo de heridas en los pies de los bañistas. Curiosamente, esta especie se describió primero gracias a los fósiles del Mioceno de sus conchas, hallados en Carolina del Norte, y después se pensó que la forma viviente era una especie diferente y debía de cambiarse su nombre científico, pero finalmente se concluyó que la especie era lo bastante variable como para que las formas extinta y viviente fueran consideradas de la misma especie.