Dasyprocta mexicana

Dasyprocta mexicana (Saussure‎, ‎1905‎)‎

27-Julio-2019.
Cautividad. América, Norteamérica, Estados Unidos, Nueva Inglaterra, Massachusetts, Suffolk, área metropolitana de Boston, Cambridge, Campus de la Universidad de Harvard, Museo de Historia Natural de Harvard.
Leg: Isidro Martínez. Det: Harvard Museum of Natural History.


Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Chordata.
Clase: Synapsida.
Orden: Rodentia.
Suborden: Hystricomorpha.
Superfamilia: Cavioidea.
Familia: Dasyproctidae.
Género: Dasyprocta.
Especie: Dasyprocta mexicana.

El agutí negro es un roedor grande, del tamaño de un conejo, con entre cuarenta y uno y sesenta y dos centímetros de longitud, sin incluir la cola, que mide entre uno y tres y medio centímetros de longitud. Presenta el aspecto típico de todos los agutíes: un cuerpo rechoncho, patas delgadas, cabeza grande y orejas cortas. Su pelaje es corto, aplicado al cuerpo y con un brillo sedoso, con en el lomo negruzco, el pecho y el vientre blanquecinos o amarillentos y la garganta blanca. Los pelos individuales del dorso y del cuello son negruzcos con dos anillos blancos, excepto los que orren a lo largo del espinazo, que son totalmente negros y más largos. La cabeza es negruzca en la parte superior y parda en los lados. La piel alrededor de los ojos es rosada, escasamente cubierta de pelos grises o pardos. Las orejas están desprovistas de pelo, tienen la base rosada y la punta redondeada. Las patas anteriores terminan en cuatro dedos negros con garras finas, y las posteriores terminan en tres dedos provistos de gruesas garras, similares a pezuñas. La cola es muy corta y negra, oculta bajo el pelaje de los cuartos traseros. Las hembras poseen cuatro pares de mamas.

Se distribuye por una pequeña zona del extremo sur de México, repartida entre Veracruz, Oaxaca, Tabasco, Campeche y Chiapas, pero también ha sido introducido en el extremo occidental de Cuba (y también en el extremo oriental, pero allí aparentemente se ha extinguido). Habita en selvas tropicales húmedas de llanura, bosques secundarios y campos de cultivo, siempre en lugares cercanos a cursos de agua, a entre cincuenta y seiscientos metros de altitud. Es de actividad diurna y de costumbres terrestres, y puede dar saltos verticales de dos metros para huir de un peligro. No obstante, si se siente amenzazado recurre a quedarse inmóvil con la esperanza de no ser visto, y si el peligro es muy cercano huye corriendo a gran velocidad. Si el depredador es un felino o un ave de presa, el agutí guarda las distancias, pero si es una serpiente, varios agutíes pueden colaborar para atacarla saltando sobre ella y tratando de morderla. Para comer suele sentarse sobre sus cuartos traseros y sostener el alimento con sus manos. Su dieta se basa en frutas caídas de los árboles, pero en menor grado también consume brotes, cortezas y semillas blandas. No excava madrigueras, sino que descansa en algún refugio ya formado entre peñascos, entre raíces de árboles o en troncos huecos caídos. Es monógamo y durante el cortejo el macho rocía con orina a la hembra, lo que provoca en ella una respuesta de movilidad frenética, tras la cual la hembra permite la cópula. En la estación seca, tras entre ciento cuatro y ciento veinte días de gestación, la hembra pare dos, raramente tres, y excepcionalmente cuatro crías, que nacen cubiertas de pelo y con los ojos abiertos. Muy precoces, las crías pueden correr con sólo una hora de vida. Ambos padres cuidan y defienden se su prole y la madre las amamanta durante unas veinte semanas. Las crías se independizan de sus padres cuando la madre pare la siguiente camada. Puede vivir hasta trece años. Esta especie de agutí se halla en el borde de la extinción, considerándose como Críticamente amenazado, a causa de que la casi totalidad de su hábitat original ha sido destruido en las últimas cinco décadas, siendo sustituido por ranchos ganaderos y cultivos de café, cacao, cítricos y bananos.