Aelurodon taxoides

Aelurodon taxoides (Hatcher, 1893)

1-Agosto-2019.
Cautividad. América, Norteamérica, Estados Unidos, Nueva Inglaterra, Nueva York, Manhattan, Museo Americano de Historia Natural, sala Milstein de mamíferos avanzados.
Datos de la pieza: FAM 30902. Recolectada por G. Pearce en 1933, en los yacimientos del río Republican, Arroyo del Arco, Kansas.
Leg: Isidro Martínez. Det: American Museum of Natural History.


Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Chordata.
Clase: Synapsida.
Orden: Carnivora.
Suborden: Caniformia.
Familia: Canidae.
Subfamilia: Borophaginae.
Género: Aelurodon.
Especie: Aelurodon taxoides.

Ésta fue la especie más grande del género Aelurodon, con un peso aproximado de unos cincuenta kilos y alcanzaba un tamaño semejante al de un leopardo, con un metro y medio de longitud (sin incluir la cola) y setenta y cinco centímetros de altura hasta la cruz. Poseía una columna flexible y un pecho ancho y musculoso, con patas largas pero robustas que le conferían una capacidad de resistencia superior a la de los lobos actuales. Su cabeza robusta con un hocico grueso y un perfil frontal poco pronunciado hacía se se asemejase un poco a una hiena. Sus robustas mandíbulas estaban provistas de dientes adaptados para triturar, pudiendo así quebrar con facilidad los huesos de sus presas.

Vivió durante el Mioceno medio y superior, desde hace trece y medio millones de años hasta cinco y medio millones de años, en las extensas sabanas del sur de Norteamérica. Fue la última especie de su género, apareciendo cuando casi todas las demás ya se habían extinguido. Su constitución corporal indica que era un cazador de carrera, adaptado a la velocidad y la resistencia. Se estima que pudo cazar en manadas como los lobos actuales, incluso se ha aventurado que vivía en manadas de unos quince ejemplares guiados por una pareja alfa, aunque esto es una simple e incierta extrapolación del comportamiento de los lobos actuales, que no están estrechamente emparentados con este animal. Entre sus presas se incluían berrendos (Osbornoceros), pécaris (Platygonus), tejones (Chamitataxus) y caballos (Neohipparion). Es más probable que fuese un carroñero, ya que sus robustas y cortas mandíbulas y sus dientes trituradores le permitían aprovechar restos ya deshechados por otros carnívoros al poder romper los huesos. El calentamiento global de finales del Mioceno desertificó las zonas donde habitaba y causó la exinción de todo su linaje por falta de presas suficientes junto con la aparición de nuevos competidores, como los primeros lobos modernos Canis lepophagus y Canis ferox y especies de osos (Indarctos) y tigres dientes de sable (Machairodus). Sus fósiles se han hallado en Florida, Texas, Nuevo México, Kansas y California.

Reconstrucción en vida:
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