Hilleria latifolia

Hilleria latifolia (Lamarck, 1791) H. Walter, 1909

18-Agosto-2011.
Cautividad. Europa, Alemania, Berlín, Botanischer Garten Berlin.
Leg: Isidro Martínez. Det: Botánico de Berlín.


Dominio: Eukaryota.
Reino: Plantae.
Filum: Spermatophyta.
Clase: Magnoliopsida.
Orden: Caryophyllales.
Familia: Phytolaccaceae.
Subfamilia: Petiverioideae.
Género: Hilleria.
Especie: Hilleria latifolia.

Ésta es la especie tipo de las tres que conforman el género Hilleria. Es un arbusto perenne de hasta dos metros de altura, con tallos más o menos leñosos en su base y normalmente persistentes. Las ramas jóvenes poseen algunos pelos débiles dispersos. Las hojas son alternas, simples, sin estípulas, con un peciolo de entre uno y siete centímetros de longitud y un limbo de ocho a veinte centímetros de longitud, ovalado, elíptico o ampliamente lanceolado, con la base redondeada o cuneada y a menudo asimétrica, el margen entero y el ápice largamente acuminado. La inflorescencia es un largo y fino racimo axilar (raramente terminal), de hasta diez centímetros de longitud, con el eje central velloso y del que nacen numerosas flores zigomorfas, sobre pedúnculos de uno o dos milímetros de longitud, cada flor posee tres sépalos fusionados hasta la mitad y un sépalo libre, todos ellos de color verde a blanco, y que asumen la funcion de pétalos, ya que las flores carecen de pétalos. Los cuatro estambres son libres y algo más cortos que los sépalos, el ovario es súpero y el estigma es capitado y casi sésil. La infrutescencia se alarga hasta alcanzar los treinta centímetros de longitud, y también los pedúnculos de los frutos se alargan hasta los cinco milímetros de longitud, los sépalos persistentes se van volviendo de amarillos a rojos conforme las flores se marchitan y se transforman en frutos. Cada fruto es un utrículo de dos o tres milímetros de diámetro, con forma de lenteja, de color amarillo, rojo oscuro o purpúreo, con piel muy fina, reticulada y adherida a la semilla. La semilla es negra y con forma de lenteja.

Se distribuye ampliamente por casi toda Sudamérica, desde Colombia hasta Argentina. Sin embargo, se ha escapado de cultivo y naturalizado en África tropical, en Madagascar y en Ceilán. Habita en las junglas lluviosas, bosques inundados, selvas de ribera, linderos forestales, caminos y como mala hierba en las plantaciones, a entre quinientos y mil seiscientos metros de altitud. A menudo crece en los puntos más sombríos del bosque. En algunas zonas las hojas de esta planta se consideran como muy venenosas, y en otras en cambio sus hojas se consumen como verduras o se añaden a sopas, por lo tanto la información sobre su peligrosidad es confusa. También el ganado consume sus hojas en algunas zonas mientras que en otras las evita, de modo que podría tratarse de una planta con distintos grados de toxicidad según sus poblaciones o según las condiciones ambientales. En todo caso, sus flores y frutos son siempre venenosos.