Agelena labyrinthica

Agelena labyrinthica (Clerck, 1757)

4-Agosto-2007.
Europa, España, Aragón, Zaragoza, El Burgo de Ebro.
Leg: Isidro Martínez. Det: Isidro Martínez.


Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Arthropoda.
Clase: Arachnida.
Orden: Araneae.
Suborden: Araneomorphae.
Superfamilia: Agelenoidea.
Familia: Agelenidae.
Género: Agelena.
Especie: Agelena labyrinthica.

Esta especie de araña de hasta dieciocho milímetros de longitud (en el caso de las hembras, ya que los machos solo alcanzan hasta doce milímetros) es una de las especies más grandes de la familia Agelenidae. El abdomen suele ser grisáceo oscuro, con una banda central de un pardo leonado mas pálido, bordeada de conspicuas marcas blancas con forma de coma. El cefalotórax o prosoma es de un color pardo amarillento y está recorrido por dos amplias bandas longitudinales negras. Se puede diferenciar de otras especies similares, además de por su tamaño, por sus hileras (órganos productores de seda) muy largas, con el segundo segmento el doble de largo que el segmento basal, y por sus glándulas venenosas muy peculiares, que están situadas en el abdomen, con un conducto que las lleva hasta los quelíceros. Son largas y tubulares, y están rodeadas de una capa de músculos para ayudar a llevar el veneno desde el abdomen hasta los quelíceros.

La araña recibe su nombre labyrinthica por su enorme telaraña con forma de embudo, que tiene un intrincado túnel interior donde se esconde su ocupante, y termina en una amplia plataforma de aproximadamente un metro de extensión, sujeta en un matorral. La densidad de su tela hace que ésta parezca un laberinto de hilos de seda. La tela se suele hallar a aproximadamente medio metro del suelo, a menudo terminando a ras del mismo, sin embargo se han hallado telas a una altura de hasta un metro y medio del suelo.

Se distribuye ampliamente por Europa y Asia, y es común en los matorrales esteparios y praderas secas y soleadas con escasa vegetación. La hembra vive en su telaraña esperando que las vibraciones producidas por los insectos que caen en su tela la hagan salir del embudo, pero los machos vagabundean a mediados de julio en busca de su compañera sexual y cuando encuentran una tela ocupada por una hembra, tamborilean con los pedipalpos sobre la tela para advertirla de que son machos y no insectos que han caído en la tela. La cópula se produce dentro del túnel, y los machos suelen ser devorados después. Tras la fecundación la hembra construye un gran capullo blanco donde resguarda los hasta ciento treinta huevos hasta que nacen, en el interior del embudo de su tela. Aunque a veces sobrevive, a menudo la hembra muere por el esfuerzo y la falta de alimento mientras guarda a las pequeñas crías, y si esto sucede las crías devoran a su madre.




Vídeo de la especie cazando una presa: