Chaenocephalus aceratus

Chaenocephalus aceratus (Lönnberg, 1906)

3-Agosto-2017.
Cautividad. Europa, Alemania, Renania del Norte-Westfalia, Bonn, Museo de Investigación Zoológica Alexander König.
Coordenadas: 50°43′19″N, 7°06′49″E.
Leg: Isidro Martínez. Det: Museum König.


Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Chordata.
Clase: Osteichthyes.
Orden: Perciformes.
Suborden: Notothenioidei.
Familia: Channichthyidae.
Género: Chaenocephalus.
Especie: Chaenocephalus aceratus.

El pez del hielo de aleta negra es la especie más conocida de peces del hielo, un grupo de diveras familias de peces adaptados a los inhóspitos mares de la Antártida. Es la única especie de su género, y mide hasta setenta y dos centímetros de longitud, siendo por lo general los machos mucho más pequeños que las hembras. Posee un cuerpo robusto, alargado y subcilíndrico, con una característica cabeza con la misma forma que la del lucio: su morro es muy alargado, aplanado, algo cóncavo por su parte superior, como el pico de un pato. Tras su gran boca, equipada con abundantes dientes pequeños y afilados, aparecen dos ojos notablemente grandes. Su piel carece por completo de escamas y es de color grisáceo o pardo pálido, volviéndose blanquecina en la zona ventral, y con una serie de difusas bandas oscuras transversales, anchas e irregulares, que le dan al animal un aspecto jaspeado. Posee dos aletas dorsales, ambas de color negruzco, la primera alta y corta, formada por radios duros, la segunda larga y baja, formada por radios blandos. La aleta anal es similar en su forma y aspecto a la segunda dorsal. Las aletas pectorales son bastante grandes, con forma de abanico. Las aletas pélvicas se sitúan notablemente por delante de las pectorales, algo bastante inusual entre los peces, y poseen una piel engrosada para apoyarse en ellas en el sustrato. La aleta caudal es grande, con forma de abanico.

Se distribuye por el norte de la Península Antártica y en las islas subantárticas de Bouvet, Georgia del Sur, las Orcadas y las Shetland. Habita a entre cinco y setecientos setenta metros de profundidad, por debajo de la plataforma de hielo que cubre la superficie del mar. Es uno de los peces más comunes de la Antártida y suele ser la especie dominante. Un dato muy curioso acerca de los peces de esta familia es que son los únicos vertebrados que carecen de glóbulos rojos en la sangre, por lo que el transporte de oxígeno en el sistema circulatorio se lleva a cabo únicamente por el plasma sanguíneo. La sangre de este pez es por tanto de color translúcido. Esta sangre posee proteínas anticongelantes que le ayudan a sobrevivir en su inhóspito entorno. Los peces de esta familia también carecen de vejiga natatoria, por lo que este pez evita las aguas abiertas y nada muy cerca del fondo. Los ejemplares jóvenes se alimentan sobre todo de krill y otros crustáceos, conforme crece va cambiando su dieta y los adultos grandes, de más de treinta centímetros de longitud, comen exclusivamente otros peces. Los adultos suelen permanecer inmóviles reposando sobre el sustrato durante largos periodos de tiempo, hasta que una presa pasa por delante de ellos, pero los peces del hielo jóvenes son más móviles y buscan activamente sus presas. Los peces del hielo acuden a la costa para desovar a partir de febrero y marzo, y la freza tiene lugar de marzo a mayo según la localidad. Los huevos son grandes, de color amarillo anaranjado, y se depositan en una masa aplanada sobre una depresión circular somera excavada en el sustrato. El macho se queda vigilando y defendiendo tenazmente sus huevos contra cualquier peligro. Los huevos tardan de dos a seis meses en eclosionar dependiendo de la localidad y la consiguiente temperatura del agua. Los alevines crecen hasta diez centímetros al año durante sus primeros años de vida, en los cuales viven en alta mar. Alcanzan la madurez sexual entre los cinco y los ocho años y entonces abandonan sus hábitos pelágicos y se asientan en el lecho marino.

Curioso el dato de que no tenga glóbulos rojos, pero claro, a esas temperaturas apenas consumirá oxígeno.

Hola! Como imagino que habrás supuesto, al respecto de un tema biológico tan llamativo hay numerosos estudios. Su sangre sólo es capaz de transportar el 10% del oxígeno que transportaría si tuviese hemoglobina, pero los peces del hielo usan menos energía en obtener oxígeno que otros peces y tienen diversas adaptaciones a esta carencia, como la habilidad de absorber oxígeno por la piel, un corazón más grande que hace circular la sangre a un ritmo más rápido que en la mayoría de los demás peces, y una sangre más "fina" que fluye más rápidamente.