Berberomeloe insignis

Berberomeloe insignis (Charpentier, 1818)

24-Marzo-2017.
Europa, España, Murcia, Alto Guadalentín, Águilas, Barranco de los Asensios, Parque Natural de la Sierra de Almenara, Chuecos.
Leg: José Herrera. Det: José Herrera.


Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Arthropoda.
Clase: Insecta.
Orden: Coleoptera.
Suborden: Polyphaga.
Superfamilia: Tenebrionoidea.
Familia: Meloidae.
Subfamilia: Meloinae.
Género: Berberomeloe.
Especie: Berberomeloe insignis.

Este curioso escarabajo es una de las solamente dos especies que componen el género Berberomeloe. Es tan llamativo, grande, conspicuo y distintivo, que a pesar de su reducida área de distribución tiene incluso un nombre común más o menos de amplio uso: "aceitera real". Mide hasta ocho centímetros de longitud, la mayor parte de la cual corresponde a su abdomen. Posee los élitros muy reducidos, dehiscentes, y carece de alas posteriores. Es de color completamente negro, excepto en los laterales de la cabeza que son de vivo color rojo. Estas marcas rojas en la cabeza son exclusivas de esta especie y permiten distinguirla con facilidad de la otra especie del género, la ubicua y abundante Berberomeloe majalis que tiene la cabeza completamente negra. Además, Berberomeloe insignis siempre tiene el abdomen completamente negro, sin las bandas transversales rojas habituales en B. majalis. Aparte de la coloración, existen algunas otras diferencias entre ambas especies: el pronoto de Berberomeloe insignis es cuadrangular, más ancho en su parte anterior, de superficie lisa, mientras que sus antenas son claramente aserradas. Las dos especies se separaron en el Mioceno y conviven sin hibridarse en una pequeña zona de su área de distribución.

Es un insecto endémico del sudeste de España, que únicamente puede encontrarse en el centro y oeste de Murcia, Almería y el este de Granada. Ocupa desde el nivel del mar hasta las zonas de media montaña, en las caras meridionales de las sierras de Gádor, Filabres y Sierra Nevada. Actualmente, sus poblaciones de las zonas litorales y de baja altura prácticamente han desaparecido del todo a causa de la destrucción de su hábitat natural mediante la extensión de cultivos agrícolas intensivos de invernadero y también urbanizaciones. Se considera como una especie en peligro de extinción, catalogada como Vulnerable. En cambio, quizás debido al calentamiento global, su límite altitudinal histórico de novecientos metros sobre el mar fue elevado en el año 2012, en el que se halló un ejemplar nada menos que a mil quinientos treinta metros de altitud. Habita en zonas áridas y calurosas, principalmente en terrenos subesteparios o de matorral xerófilo. Su biología exacta no es del todo conocida (por ejemplo no se sabe qué especies de abejas la hospedan), pero ha de ser muy similar a la de la especie mucho más conocida B. majalis. Los imagos, de actividad diurna, aparecen de marzo a mayo en una sola generación anual. Se alimenta de las hojas y flores de todo tipo de plantas que queden a ras de suelo, por ejemplo se le ha observado consumiendo flores de correhuela. Si se ve amenazada, exuda por sus articulaciones un líquido aceitoso tóxico e irritante. Las hembras receptivas corren por el suelo y son perseguidas incansablemente por uno o varios machos que corren justo detrás, con la cabeza pegada al extremo del abdomen de ella. Se produce la cópula y tras unos días, la hembra excava un túnel vertical en el suelo con su abdomen, y en él pone una gran masa de huevos anaranjados. Las larvas salen del nido y no suben a las flores en espera de abejas como hacen las Meloe, sino que vagan por el suelo buscando activamente nidos de abejas solitarias. Las larvas se desarrollarán dentro de esos nidos alimentándose de las reservas de polen destinadas a las larvas de abeja, y luego devorarán a estas últimas. En este proceso cambian su morfología, pasando de ser ágiles insectos de patas largas, a rechonchas criaturas de patas atrofiadas.

En Madrid ahora es época de Berberomeloe majalis, al menos ultimamente veo muchos, lástima que este no llegue hasta aquí. No se porque me sonaba que esta especie la fotografiaste cuando fuimos al museo de ciencias naturales de Madrid.

No, no lo hice aunque creo recordar vagamente que sí la tenían en exposición, lo que pasa que muy alta en las cajas y no obtuve ninguna foto decente por la distancia hasta la cámara. Si hubiera tenido entonces la Lumix hubiera podido hacer fotos a los insectos más interesantes de esa expo, que eran algunos extintos (un efipigerino, una Sciobia...)