Goura victoria

Goura victoria Fraser, 1844

Enero-2008.
Cautividad. Europa, España, Islas Canarias, Las Palmas, Lanzarote, Uga, en una finca particular.
Leg: Isidro Martínez. Det: Isidro Martínez.


Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Chordata.
Clase: Aves.
Orden: Columbiformes.
Familia: Columbidae.
Subfamilia: Gourinae.
Género: Goura.
Especie: Goura victoria.

La gura norteña es la especie más conocida del género Goura, y junto con las otras dos especies de su género, muy parecidas, es la paloma más grande del mundo, midiendo hasta ochenta centímetros de longitud y pesando hasta tres kilos y medio, un tamaño y peso ligeramente mayores que el de las otras dos especies, por lo que realmente es la especie más grande de paloma del mundo (sin contar con especies extintas como el dodo). Hasta treinta centímetros corresponden a su cola. Su plumaje es en su mayor parte de un azul grisáceo, más claro en la cabeza, pero posee la punta de la cola de un azul mucho más claro, el pecho de color pardo purpúreo vinoso y un gran parche blanquecino-azulado en las alas, formado por las coberteras secundarias, con la punta de cada pluma de color pardo purpúreo vinoso. Su característica más distintiva es una enorme cresta en la cabeza, lateralmente aplanada, no eréctil, formada por plumas de barbas muy separadas salvo en el ápice de cada pluma, donde las barbas se unen y se oscurecen terminando en un nítido y fino borde blanco muy contrastado, que permite diferenciar a esta especie fácilmente de las otras dos especies de Goura que tienen las plumas de la cresta uniformemente azules, sin punta blanca ni barbas más densas en la punta. Los ojos son rojos, rodeados por un área lanceolada de plumas de color azul oscuro, el pico, de hasta tres centímetros y medio de longitud, es grisáceo, y las patas son bastante robustas, de color grisáceo con los dedos rosados. Ambos sexos son idénticos, salvando el hecho de que los machos son ligeramente mayores que las hembras.

Como las otras especies del género, es endémica de Nueva Guinea. Ocupa las junglas de llanura de todo el norte de esta gran isla y de algunos islotes vecinos (en los cuales vive la subespecie nominal, ocupando la subespecie beccarii la zona continental de Nueva Guinea). Prefiere las selvas primarias situadas en llanuras de inundación, desde el nivel del mar hasta los seiscientos metros de altitud. Es principalmente terrestre y no vuela salvo en caso de necesidad, formando pequeñas bandadas de entre dos y quince aves que buscan su alimento en el suelo de la selva. Se alimenta sobre todo de frutos caídos, en mucho menor grado de semillas e insectos. Es más desconfiada y secretiva que G. cristata en estado salvaje. Los machos de vez en cuando realizan exhibiciones agresivas entre ellos para establecer y mantener la jerarquía, pero normalmente sólo en la época de apareamiento. El cortejo es muy elaborado, el macho realiza continuas reverencias con la cabeza (ver la última imagen) mientras agita la cola abierta en abanico. Es un ave monógama y se empareja de por vida. Las hembras fecundadas ponen un solo huevo en un nido de ramitas, hojas de palma y tallos muertos, situado a entre cuatro y quince metros del suelo en la horquilla de un árbol y construido por la hembra con los materiales que le aporta el macho. Ambos sexos incuban su huevo durante aproximadamente un mes: el padre lo incuba por el día y la madre por la noche. El polluelo es atendido y alimentado por ambos padres pero sobre todo por la hembra. Depende completamente de sus padres durante un mes, pasado el cual sale del nido, pero sus padres seguirán alimentándole durante unas trece semanas más. Se considera como una especie Casi Amenazada por la caza (por su carne y plumas) y sobre todo por la destrucción de la selva por compañías madereras. En cautividad, es la más frecuente de las tres especies de guras.

Bonito género. De este género solo conocía Goura victoria, que alguna vez he visto en algún zoo.

Bueno, ya ves que yo tengo las tres, aunque la foto de G. cristata es muy mejorable. Estas G. victoria estaban improntadas ("troqueladas", como se suele decir en cetrería) y acudían a mí, realizándome despliegues no sé si territoriales o de cortejo cada vez que me metía en su (gigantesco) recinto. De hecho, las fotos están hechas con la compacta (entonces aún no tenía la Lumix), que no permite hacer fotos de calidad de aves a menos que estén literalmente al lado.