Cebrio gypsicola

Cebrio gypsicola Graells, 1858

4-Agosto-2015.
Cautividad. Europa, España, Aragón, Zaragoza, Ribera Baja del Ebro, Pina de Ebro, en una colección particular. Ejemplar recolectado en la Retuerta de Pina (Monegros, Aragón) el 2 de junio de 1999.
Leg: Javier Blasco Zumeta. Det: Javier Blasco Zumeta.


Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Arthropoda.
Clase: Insecta.
Orden: Coleoptera.
Suborden: Polyphaga.
Superfamilia: Elateroidea.
Familia: Cebrionidae.
Género: Cebrio.
Especie: Cebrio gypsicola.

Como en las demás especies de este género, Cebrio gypsicola posee un dimorfismo sexual muy marcado. El macho mide entre once y catorce milímetros de longitud (un tamaño bastante pequeño en comparación con otras especies de Cebrio) y es de un color castaño muy oscuro, casi negro, con las antenas y las patas castañas y los fémures de un pardo amarillento. Las antenas superan con creces la longitud de la cabeza más el pronoto. Su pronoto posee los ángulos posteriores muy salientes, formando un diente agudo dirigido hacia atrás, mientras que el margen anterior del pronoto se proyecta claramente hacia delante. Sus élitros cubren completamente el abdomen y permanecen juntos a lo largo de la sutura elitral, tan sólo son algo dehiscentes hacia la parte apical. Las hembras, en cambio, son insectos mucho más grandes y voluminosos, con el enorme abdomen de color caramelo pálido y el resto del cuerpo y apéndices de un castaño algo más oscuro, pero sin el color negruzco del macho. Sus élitros alcanzan apenas la mitad de la longitud del abdomen, y están ampliamente separados formando un ángulo. Las patas son más cortas respecto al cuerpo que las del macho, y sobre todo las antenas son extraordinariamente cortas, más cortas que la cabeza. Las mandíbulas, en cambio, son mucho más poderosas y grandes que las del macho.

Cebrio dufourii se distingue por su tamaño mayor, su coloración más oscura, los ángulos del pronoto del macho mucho menos agudos, y sus antenas con artejos más cortos y anchos. Cebrio cantabricus, una especie descubierta en 2003, está muy emparentada con C. gypsicola, pero es de color más oscuro y con élitros más gibosos y no dehiscentes, provistos de una pilosidad más larga, al igual que la del pronoto, en el cual el borde anterior no se proyecta hacia delante.

Se trata de un endemismo ibérico, repartido únicamente por el centro, este y sudeste de España. Es un buen indicador ambiental, que sólamente aparece en áreas bien conservadas, ya que no tolera la degradación del medio. Los imagos aparecen de mayo a julio, habitualmente tras alguna tormenta. Los machos son de actividad nocturna y acuden a la luz, no se alimentan, y viven tan sólo unos pocos días. Las hembras, en cambio, son subterráneas y por tanto muy difíciles de localizar. Asoman únicamente el extremo del abdomen por encima de la tierra, liberando feromonas que atraen a numerosos machos, que vuelan torpemente y tratan frenéticamente de llegar los primeros, peleándose entre sí y muchas veces muriendo sin alcanzar el éxito. La cópula es muy rápida, y en cuanto está fecundada la hembra se vuelve a enterrar más profundamente evitando así el ser fecundada por más de un macho. Sus larvas también son subterráneas, y se alimentan de raíces.