Cheiracanthium punctorium

Cheiracanthium punctorium (Villers. 1789)

13-Octubre-2007.
Europa, España, Aragón, Huesca, Prepirineos, Las Peñas de Riglos, Santa María - La Peña, en una pradera.
Leg: Isidro Martínez. Det: Laura Collado.


Dominio: Eukaryota.
Reino: Animalia.
Filum: Arthropoda.
Clase: Arachnida.
Orden: Araneae.
Suborden: Araneomorphae.
Superfamilia: Lycosoidea.
Familia: Miturgidae.
Subfamilia: Eutichurinae.
Género: Cheiracanthium.
Especie: Cheiracanthium punctorium.

Ésta es la especie tipo de las casi doscientas que conforman el género Cheiracanthium. Se trata de una araña que mide entre siete y medio y doce milímetros de longitud en el caso de los machos y de diez a quince milímetros de longitud para las hembras. El cefalotórax, o prosoma, mide entre tres y medio y siete y medio milímetros de longitud, es liso, brillante y de color herrumbroso uniforme, sin marcas. Los ojos se sitúan en dos hileras de cuatro, y son reflectantes, adaptados a la visión nocturna. Los quelíceros son anaranjados en la base y se ennegrecen en la punta, los de los machos, más largos, son divergentes hacia su extremo. El abdomen, u opistosoma, es de color amarillo verdoso intenso, con una marca longitudinal más oscura en el dorso, con forma de lanza. El abdomen está además cubierto de corta vellosidad. Posee las apófisis de las tibias con las ramas de la misma longitud.

Se distribuye por Europa y Asia hasta China. Debido al calentamiento global y la desertización que estamos causando, esta araña es una de las muchas especies de hábitos termófilos que se está extendiendo hacia el norte en lugares donde antes no existía. Habita en zonas de matorral y vegetación herbácea, a menudo entre gramíneas. Es más habitual en otoño, lo cual puede ayudar a distinguir esta especie de otras del mismo género que tienen diferente fenología. Los adultos aparecen en julio y las hembras permanecen hasta el invierno (los machos mueren antes). Es de actividad nocturna y no teje telaraña, sino que captura activamente a sus presas. Su picadura es bastante dolorosa, y su efecto dura varias horas, aunque no llega a ser peligrosa. Construye un nido de seda ovalado, de unos cuatro centímetros de longitud, situado entre la vegetación, donde la hembra vigila y cuida de los huevos (más de un centenar) hasta que nacen las crías. A menudo, la madre muere dentro del nido, y es posible que las crías se alimenten de ella.