Astragalus hamosus

Astragalus hamosus Linnaeus, 1753

22-Junio-2013.
Europa, España, Aragón, Zaragoza, barrio de Torrero, en las afueras del cementerio de Torrero, al lado de un camino en el borde de un pinar de repoblación de Pinus halepensis.
Leg: Isidro Martínez. Det: José María Escolano.


Dominio: Eukaryota.
Reino: Plantae.
Filum: Spermatophyta.
Clase: Magnoliopsida.
Orden: Fabales.
Familia: Fabaceae.
Subfamilia: Galegoideae.
Género: Astragalus.
Especie: Astragalus hamosus.

Esta planta anual, de porte rastrero, se ramifica desde la base formando tallos densamente vellosos (con pelos blancos), al principio los tallos son erectos y más tarde reptantes, alcanzando hasta medio metro de longitud. Posee hojas imparipinnadas de hasta dieciséis centímetros de longitud, con entre siete y quince pares de foliolos ovalados u obovados, glabros por el haz y vellosos por el envés, de hasta veintidós milímetros de longitud y siete de anchura, y un par de estípulas fusionadas entre sí en su base y que abrazan al tallo. El peciolo de la hoja, velloso como los tallos, mide hasta tres centímetros de longitud. De abril a junio produce racimos largamente pedunculados (los pedúnculos miden hasta diez centímetros de longitud), formados por entre dos y dieciocho pequeñas flores blancas, amarillas o azuladas, con el estandarte de hasta once milímetros de longitud, las alas de seis a diez milímetros y la quilla de cinco a ocho milímetros, también poseen diez estambres. Sus frutos son lo que hace inconfundible a esta especie, pues tienen forma de garfio o anzuelo curvado hacia arriba, lo que le da su nombre hamosus, miden hasta cinco centímetros y medio de longitud y tres milímetros y medio de diámetro, y son de color amarillento. Las semillas ovaladas miden hasta dos milímetros y medio de longitud.

Es originaria del Mediterráneo, Macaronesia y Oriente Próximo, pero hoy se encuentra en casi todo el mundo, incluyendo Norteamérica y Australia. Habita en prados secos, barbechos, cunetas y bordes de caminos y otros espacios áridos, soleados y despejados, sobre suelos calizos, desde el nivel del mar hasta los mil setecientos metros de altitud.