Avonia recurvata

Avonia recurvata (Schönland, 1903) G. D. Rowley, 1994 ssp. buderiana (Poellnitz, 1934) G. Williamson, 1998
Sinónimo: Avonia buderiana (Poellnitz, 1934)

7-Mayo-2009.
Cautividad. Europa, España, Aragón, Zaragoza, cultivada en mi terraza. Planta enviada por Manuel M. Ramos y recibida en la fecha arriba indicada.
Leg: Isidro Martínez. Det: Manuel M. Ramos (como Avonia buderiana).


Dominio: Eukaryota.
Reino: Plantae
Filum: Spermatophyta.
Clase: Magnoliopsida.
Orden: Caryophyllales.
Familia: Portulacaceae.
Subfamilia: Anacampserotoideae.
Género: Avonia.
Especie: Avonia recurvata.

Es una planta carnosa minúscula, con tallos rastreros o suberectos escasamenteramificados, de hasta ocho centímetros de longitud, que nacen de un cáudex. Las minúsculas hojas carnosas, de un milímetro de longitud y dos de anchura, quedan ocultas bajo las estípulas de aspecto papiráceo y de color blanco brillante, que se superponen cubriendo el tallo, de modo que éste alcanza unos cuatro milímetros de diámetro. Estas estípulas, con aspecto de escamas, miden unos tres milímetros de longitud y su punta generalmente se curva hacia fuera, exponiendo las puntas de las hojas y dando a la planta una apariencia desgreñada, excepto en la subespecie buderiana (en la imagen), en la cual las puntas de las brácteas se curvan hacia dentro, cubriendo completamente las hojas y dando a la planta un aspecto más compacto. Cada bráctea está recorrida longitudinalmente por una banda central verde (amarilla y más ancha en la subespecie minuta, y ausente o vestigial en la subespecie buderiana). Las flores son subsésiles, blancas, fragantes, con siete pétalos y unos quince estambres dispuestos en círculo alrededor de un estilo con el estigma estrellado. Los restos de las flores marchitas de la estación anterior permanecen en los tallos durante la siguiente floración.

Es nativa de Sudáfrica, endémica de una pequeña zona en la provincia del Cabo Septentrional, cerca de Kakamas y al sudeste del río Orange, desde el sudeste del Richtsersveld hasta Namaqualand. Es la especie más ampliamente distribuida del género, y se divide en tres subespecies y diversas variedades. Es una planta altamente especializada, que  sólo crece en altas crestas y laderas cuarcíticas a pleno sol y en condiciones de gran aridez. Su cobertura de escamas blancas reflejan la fuerte luz solar y proporcionan sombra a las reducidas hojas. Las plantas se camuflan muy eficazmente contra las rocas de cuarcita blancas y también semejan excrementos de aves, de modo que resultan difíciles de detectar para los animales herbívoros tales como damanes, y también para los recolectores de plantas. Consiguen de este modo sobrevivir en áreas donde las destructivas plagas de cabras han arrasado prácticamente todo lo que existía en un lugar.